sábado, 16 de agosto de 2008

La toponímia PERA en Constantinopla (actual Estambul, Turquía) - Parte III: La participación de la República de Génova en el comercio bizantino

(Mapa que muestra la expansión de las rutas y redes de comercio de la República de Génova, así como sus principales colonias y emporios mercantiles en las costas de los mares Negro, Egeo y Mediterráneo)
Fuente: Wikipedia

Habiendo efectuado un gran esfuerzo para resumir en unas cuantas líneas tanto el florecimiento como la posterior debacle del Imperio Romano de Oriente, o también llamado Imperio Bizantino, desde sus inicios hasta sus últimos días -de verdadero espanto para los ciudadanos de la antigua ciudad de Constantinopla-, paso ahora a referir mayores alcances sobre la llamada La Serenísima República de Génova (cuya existencia se dio entre los años 958-1805) y el desarrollo de la política de expansión económica, social y política de la misma en las múltiples ciudades de las costas de los mares Mediterráneo, Negro y Egeo, y en particular, en la ciudad capital del Imperio Bizantino, la conocida mundialmente como "la mas bella de las ciudades": Constantinopla.

Históricamente se conoce que el primigenio asentamiento de colonos genoveses en la magna capital de oriente, se dio en el año de 1155, mas debo aclarar que aquel asentamiento se constituyó tan sólo como un pequeño barrio de mercaderes marítimos, ínfimo en comparación a los -para esa misma fecha ya antiguos- asentamientos y mucho mas desarrolladas colonias de ciudadanos venecianos, napolitanos y pisanos principalmente. La República de Venecia se había encargado de asegurarse una exclusiva participación en los negocios y el comercio ultramarino bizantino, dominando desde antes del año 1204 casi la totalidad de las ciudades mercantilmente importantes asentadas en las costas del Mar Mediterráneo y del Mar Negro, prerrogativa que vio su apogeo máximo una vez que éstos ofrecieron su apoyo decidido y contundente (consistente en armas, dinero y hombres) que dieron a los Francos en el año 1204 para la Cuarta Cruzada, apoyo que dio como resultado la instauración del llamado Imperio Latino, y la consiguiente exclusividad comercial de la República de Venecia con Bizancio y las ciudades portuarias aledañas. Es así que con el favor "devuelto" de los cruzados ya instalados en el gobierno del Imperio Romano de Oriente, los colonos y mercaderes venecianos lograron una perfecta y absoluta hegemonía en el comercio marítimo de la zona, y se consolidaron como la primera fuerza mercante que recorría los diversos mares de la misma. No obstante ello, las relaciones bizantino-venecianas se remontaban al Siglo VI, cuando el general Flavio Belisario (505-565), conquistó para el dominio del Imperio Bizantino gran parte de la actual Italia, con lo que Venecia pasó a formar parte del dominio de dicho imperio. Recién en el año 726, el tercer dogo veneciano llamado Orso Ipato fue reconocido como Dux (en castellano, jefe) por el Imperio Bizantino, el mismo que aceptó la autonomía (mas no independencia) del hasta ese entonces Ducado de Venecia; la independencia veneciana se lograría de manera absoluta recién en el Siglo IX. Debo mencionar aquí, que la excelente ubicación geográfica de la República de Venecia (enclavada en el medio del Mar Mediterráneo) le permitía ejercer un activo rol mercantil entre Bizancio y el resto de ciudades europeas. Junto a ello, su ubicación en el extremo norte del Mar Adriático constituía una perfecta defensa geográfica frente a los posibles ataques marítimos debido a su dominio sobre Dalmacia; todas estas circunstancias ayudaron a que Venecia incrementara su poderío en una época cuando las flotas comerciales en el Mar Mediterráneo aún eran raras, incluso la gran tolerancia en general en cuanto al pensamiento e ideas de las que hacían gala los venecianos en temas de religión y creencias culturales básicamente, les permitió desarrollar una actividad de comercio prácticamente de manera libre y tranquila con los estados tanto de credo religioso cristiano católico romano, como ortodoxo, islámico, hebreo, etc. o incluso credos tan distintos al suyo, como aquellos propios de los pobladores de la antigua China e India, siendo éste un trascendental factor que les permitía ejercer como nexos o intermediarios entre Europa, África y Asia. Tenemos entonces, que para el año 1100 la República de Venecia ya estaba cimentada como una muy desarrollada potencia marítima comercial mediterránea, tanto así que incluso ofrecían sus servicios como flota naval de comercio al propio Imperio Bizantino, para poder ganar así estratégicamente con dicho apoyo, mayores privilegios comerciales en "la reina de las ciudades", Constantinopla. Como he mencionado líneas arriba, la participación y ayuda brindada por la enérgica flota veneciana a los Cruzados en 1204, fue determinante para que los mismos lograsen el saqueo de Constantinopla en aquel deplorable acto, hecho que visto desde todas las aristas, aceleró la decadencia y posterior debacle del Imperio Bizantino. Como corolario directo de aquel invalorable apoyo, la República de Venecia logró luego para sí, las anexiones de las islas griegas (también llamadas "islas del Egeo") de Creta y Eubea, ello a inicios del Siglo XIII, con lo que expandieron enormemente su poder, riqueza y redes de comercio ultramarino (según se dice, la flota veneciana llegó a contar en su mejor época con alrededor de 3300 navíos), con lo que las redes y flotas comerciales venecianas pudieron llegar por primera vez desde Inglaterra, hasta Egipto y posesiones situadas en el propio Mar Negro. Para el año de 1380, la República Veneciana obtuvo una gran victoria sobre la naciente República de Génova, la misma que se empezaba a avisorar como la principal competencia comercial y por ello, como la enemiga acérrima, mas con esta primera derrota la flota genovesa tuvo que aguardar un mejor momento, por lo que limitó su expansión mercantil a la zona occidental del Mar Mediterráneo.

Retomando el tema central de la presente "entrada", puedo decir que la mayor presencia de ciudadanos de la república genovesa, como conglomerado de colonos en la ciudad de Constantinopla se dio en las postrimerías de la existencia de la ciudad de Constantinopla como tal, es decir, dos siglos antes de la caída de dicha ciudad capital y del Imperio Bizantino, acaecida en 1453. Es por ello, que tenemos que a partir de mediados del Siglo XIII de nuestra era, el asentamiento de gran cantidad de colonos de origen genovés se manifestaba en su mayor esplendor y auge, siendo la principal y suponemos casi única actividad que realizaban, la de efectuar labores de comercio predominantemente marítimo. No obstante lo indicado, debo remarcar que desde antes del Siglo XIII, y como era de esperar dado el carácter y espírito propio de los genoveses, se conoce de la existencia de grupos pequeños de colonos de dicha procedencia ya instalados en Constantinopla para el citado año de 1155.

Pero, ¿quiénes eran aquellos colonos genoveses?... La República de Génova se creó como un estado independiente, cuya capital era la antigua ciudad portuaria de Génova (que históricamente ha sido el mayor puerto del Mar Mediterráneo), y que se ubicaba en la actual región de la Liguria italiana. Es un hecho a resaltarse, que tras la caída del Imperio Romano de Occidente, en el año 476 d.C., dicha ciudad capital fue ocupada por tropas del para ese entonces naciente Imperio Bizantino (tal como en el caso antes expuesto de Venecia), situación que tras muchos siglos se invertiría, puesto que serían colonos genoveses los que ocuparían parte de Bizancio, pero eso lo trataremos en profundidad mas adealnte. Dicha República, fue la primera en obtener, en el año 958 d.C., algunas prerrogativas otorgadas a sí por los reyes de Italia (Regnum Italiae o Regnum Italicum) Berengario II D'Ivrea (900-966) y Adalberto II D'Ivrea (931-972), siendo aquellos los primeros privilegios que recibía un municipio italiano de manos directas de un Rey de Italia. La dación de estas prerrogativas fue sin duda el punto de partida para el inicio de la búsqueda de independencia de la ciudad dentro del Reino de Italia, por lo que es comunmente aceptado que es apartir de la fecha antes indicada que se dio nacimiento a la República de Génova.

Entre estas prerrogativas antes señaladas, se encontraban dos fundamentales: 1. La inmunidad del territorio de la ciudad, punto clave para pensar en una independencia real frente a las demás ciudades y municipios integrantes del reino italiano; y 2. La inmunidad respecto de las posesiones materiales de sus habitantes, los genoveses, frente al poder de los monarcas de dicho territorio, quienes desde aquel momento tenían legalmente prohibido el ingreso a las propiedades (domicilios, tiendas, factorías, etc.) de los habitantes de la ciudad, así como también tenían prohibido el exigirle a los pobladores alojamiento o manutención alguna durante sus visitas oficiales. Es por ello, que la dación de estos privilegios transformó la forma de vida de los genoveses, haciéndolos en suma libres. A partir de dicha época, la política exterior de la República de Génova fue una prevalentemente dirigida a garantizar a sus habitantes, y mas aún a los ciudadanos genoveses quienes vivían en los confines del llamado Genovesato (en castellano, Genovesado) que se constituía del territorio itálico genovés, la necesaria protección de los territorios genoveses de ultramar, a través de una extensa red de rutas comerciales para lo cual contaban con una poderosa escuadra mercante pero que de ser necesario, desenfundaban rápidamente sus cañones y espadas para convertirse en una fuerza bélica de considerables proporciones para la época. Tal política consistía entonces, en adquirir y controlar nuevos territorios ultramarinos, los que con el tiempo devenían en la constitución de posteriores colonias genovesas a lo largo del Mar Mediterráneo y Mar Negro, en ciudades tan distantes de la propia Génova como entre sí, ciudades tales como: Brujas (Bélgica); Southampton o Gibraltar (Reino Unido); La Rochelle, Marsella o Córcega (Francia); Porto o Lisboa (Potugal); Málaga, Valencia o Barcelona (España); Bona (hoy Annaba, Argelia); Túnez o Mahdia (Túnez); Trípoli (Libia); Roma, Nápoles, Sicilia, Bari (Italia); Alejandría (Egipto); Haifa (Palestina); Beirut (Líbano); Famagusta (Chipre); Antioquía, Laiazzo, Esmirna, Nicea, Amasra, Samsun, Trebizonda o PERA (Turquía); Odesa, Cembalo (hoy Balaklava) Calitra, Caffa (hoy Teodosia), Bosforo, Matrega, Copa, Soldaia, Tana (hoy Asovia) o Sebastopol (Crimea, Ucrania); Tesalónica, Atenas, Focea, Creta, Éfeso, Rodas, Samos, Quíos, Lesbos, Lemnos, Enos (Grecia). Estas ciudades, todas portuarias, en las que se habían asentado colonias genovesas de manera permanente o temporal, constituían una vasta red de líneas de comercio marítimo que unía las costas de Europa, África y Asia, lo que significaba para la república genovesa, el contar con las mas importantes plazas financieras del mundo conocido de aquella época. Es así que los genoveses pusieron las bases para la creación de un "imperio" basado en la economía y comercio ultramarino (el que si bien es cierto ya había iniciado con las acciones de la República de Venecia), el mismo que siempre iba de la mano con la poderosa arma de la "diplomacia" tan reconocida como practicada por los xeneizes (en castellano, genoveses), así como la utilización de las afamadas galeras genovesas, las mismas que servían como ya hemos indicado tanto como navíos para el comercio como para la guerra. Es de resaltar aquí, que los genoveses siendo predominantemente marinos comerciantes muchos de los cuales pertenecían a las familias mas aristocráticas, siempre mantenían como un principio rector el agotar todos los medios diplomáticos antes de llegar al uso de la fuerza para resolver sus conflictos, característica que a su vez compartía su acérrimo rival: Venecia. Quizás ello se debiese a que realizando ambas repúblicas gran parte de su comercio con Bizancio, había aprendido de este último el arte del entendimiento por medio del uso de la palabra. Es ampliamente conocido por todos, que los Bizantinos ante todo problema suscitado siempre recurrían a la diplomacia y a la habilidad de llegar a acuerdos sin utilizar un sólo cañonazo.

Es así que los marinos genoveses llevaban su cultura a todos los lugares costeros antes mencionados, sus costumbres, formas, leyes, cosmovisión, etc. siendo a la vez comerciantes y si se requeria en extremo militares, puesto que tal como sus navíos que como hemos mencionado tenían doble uso (para el transporte de mercadería como para la defensa militar de Génova o sus colonias), ellos mismos eran a la vez mercaderes notables y afamados, como conspicuos marinos de guerra que (tras agotar toda posibilidad de solución al problema por la vía diplomática por mas ínfima que esta fuese) no dudaban en dirigir la proa de sus galeras hacia la zona de conflicto, y perfilar sus cañones y espadas para lograr el bien de Génova y los genoveses. Por ello, es por todos conocido que los genoveses se movían en nombre de su República, siempre buscando obtener privilegios para Génova, inclusive logrando ello por propia cuenta. La constitución de la llamada Compagna Communis (organización territorial de la antigua Génova), reunió en sí a todos los consorcios comerciales de la ciudad (llamados Compagne=Compañeras), a la que posteriormente se adhirieron los nobles feudales de los valles limítrofes y de las costas, hecho que marcó definitivamente el derrotero y nacimiento de la República de Génova.

Las riquezas en las arcas de la República se acrecentaron notablemente gracias a su participación en la Primera Cruzada cristiana (1096-1099), ya que su apoyo le produjo y facilitó la adquisición de grandes privilegios para las comunides de colonos genoveses ya instalados en muchas localidades de la llamada Tierra Santa. Aproximadamente el año 1100, una asociación voluntaria (compagna) de todos los ciudadanos genoveses, creó la República independiente de Génova; el poder ejecutivo fue concedido a un número de cónsules elegidos anualmente en una asamblea popular. El poder legislativo estaba en manos de pequeños nobles y burgueses influyentes, siendo el comercio marítimo la actividad dominante. Documentos históricos como la valiosa fuente de archivo notarial de Giovanni Scriba, dan cuenta de cientos de documentos comerciales de los años 1154 a 1164, lo que pone en evidente manifiesto, la práctica de una sofisticada economía en Génova entre los que encontramos documentos legales como contratos de commenda, societas y préstamos marítimos. Es para finales del siglo XI y principios del XII, que finalmente la República de Génova se constituyó como una comuna (municipio) totalmente independiente. Pese a haber sido la primera comuna en lograr su ansiada independencia, la política genovesa era muy inestable, ello se evidenciaba claramente en que durante sus ocho siglos de vida republicana, la misma tuvo diferentes formas de gobierno, cambios que crearon constantes altibajos para sus intereses económicos y de estabilidad social. Debo señalar aquí, que en el año 1103 el Rey Balduino de Boulogne (¿1058?-1118), llamado Balduino I de Jerusalem, entregó a los genoveses un territorio en la conocida como Siria latina o cristiana en retribución por el apoyo que estos habían dado en la Primera Cruzada cristiana, por lo que los genoveses establecieron allí una de las primeras colonias prácticamente autónomas, puesto que vivían bajo sus propias leyes y costumbres, inclusive con magistrados genoveses quienes se encargaban de dar justicia a los requerimientos de los colonos, tanto así que a cualquier visitante le hacía pensar que se encontraba en la mismísima ciudad de Génova. En el año 1106 lograron idéntico beneficio y establecieron esta vez una colonia en la ciudad de Antioquía (actual Turquía), con lo que ampliaron el espectro de su comercio.

Durante los siglos XII y XIII, Génova desempeñó un papel principal en la revolución comercial que Europa experimentaba. Se convirtió en una ciudad de cerca de cien mil habitantes, una potencia naval que trataba en términos iguales a las mayores monarquías, y en un centro comercial que rivalizaba siempre con Venecia, y competía con otras ciudades italianas en el comercio con Europa occidental. Los productos de principal circulación intercontinentales eran las especias traidas de los confines del este, los colorantes y los medicamentos, el paño y los metales occidentales, las lanas africanas, las pieles, el coral, y el oro, como se puede apreciar todos eran productos de un comercio internacional muy diversificado. Las actividades bancarias y la construcción naval prosperaron, y la industria textil local prontamente tuvo sus comienzos. La distensión política interna era incesante, pero ello no obstaculizaba seriamente el progreso de la comunidad genovesa y de sus colonias, a pesar que el estado era manejado como asunto de negocios para beneficio común de las familias predominantes económica y socialmente hablando, finalmente ello redundó en ciertas ventajas para toda la ciudadanía xeneize. La forma de gobierno cambió y se desarrolló con el paso del tiempo, de modo que en la segunda mitad del siglo XIII el estándar de vida de los genoveses mejoró considerable y constantemente, viendose incluso que el orgullo gubernamental y el de las familias predominantes, generó que se diese inicio a la construcción de edificios, puentes e iglesias espléndidas, todas aquellas edificaciones fastuosas que enaltecieron el valor arquitectónico de la ciudad.

Un importante episodio bélico sucedió en el año 1261, el cual según se dice "abrió las puertas" del Mar Egeo y del Mar Negro a los mercaderes genoveses. En dicho año fue suscrito el denominado Tratado de Ninfeo entre Génova y el Imperio Bizantino. Por parte de la República de Génova, el encargado de suscribir dicho acuerdo era el político y militar genovés Guglielmo Boccanegra (electo el capitán del pueblo en 1257, quien pertenecía a una de las mas influyentes familias genovesas, y quien fue uno de los comitentes en el año 1260 para conseguir la edificación del Palacio de San Jorge -Palazzo di San Giorgio-, futura sede del poder republicano genovés); por parte del Imperio Romano de Oriente, el encargo de la suscripción del tratado fue nada menos que el fundador de la dinastía Paleólogo en Bizancio, Miguel VIII Paleólogo (1225-1282). En tratado en sí, aludía al apoyo que los genoveses se comprometían a brindar a Miguel VIII para que el mismo efectuase la reconquista de la ciudad de Constantinopla de las manos del Emperador Latino Balduino II de Constantinopla (1217-1273), dicho apoyo consistía en ofrecerle toda una flota de navíos, la misma que estaría anclada en el puerto de la capital bizantina, lo que impediría posibles incursiones marítimas principalmente de los venecianos (quienes como ya he mencionado, habían actuado de modo decisivo para la toma de Bizancio por parte de los Francos en el año 1204 luego de producida la Cuarta Cruzada, logrando con ello la hegemonía en el comercio marítimo de la zona, y quienes por lo mismo siempre habían sido los competidores de los genoveses para lograr el dominio de las rutas del comercio marítimo en el Imperio Romano de Oriente); así como se pactó además, que luego de que Miguel VIII lograra su objetivo, los genoveses le proporcionarían el reabastecimiento de toda aquella mercadería necesaria para reconstituir prontamente a Bizancio con toda clase de víveres y demás. Es así que en 1261, Miguel VIII Paleólogo logró su cometido con el apoyo de los genoveses, reconquistó Bizancio, por lo que fue nombrado co-emperador del rescatado Imperio, cargo que ocupó conjuntamente con su hijo Andrónico II Paleólogo (1259-1332), y siendo a su vez nombrado regente del Imperio de Nicea. Lograda la reconquista, la pretensión expresa de Miguel VIII Paleólogo era expulsar a los enemigos de los genoveses del territorio bizantino, para con ello concederles a los primeros, toda clase de prerrogativas legales en cuanto al comercio y el control marítimo de los estrechos (de los Dardanelos y del Bósforo) que dirigían hacia el Mar Negro. Una vez instalado en el poder, Miguel VIII cumplió los acuerdos suscritos en el citado Tratado de Ninfeo, y le otorgó a la República de Génova y con ello a los mercaderes genoveses, la exclusividad en cuanto al tránsito y el comercio en las diversas rutas de los estrechos que dirigían al Mar Negro, por lo que a partir de aquella fecha, dicho mar mismo fue llamado irónicamente pero con certeza "lago genovés", pues el dominio comercial y autonomía política de las colonias genovesas asentadas a lo largo y ancho del Mar Negro era casi absoluta.

Contando con el incondicional apoyo del nuevo co-emperador bizantino, los genoveses rápidamente desplazaron a los venecianos en el control del comercio en todo el territorio bizantino, obteniendo finalmente el tan ansiado monopolio comercial en el mercado de oriente por el tiempo que le restaba de vida al Imperio Romano de Oriente, prácticamente dos siglos. Las obras realizadas por los "hombres de la Superba o Dominante" (términos con los que a partir de 1261 era llamada la República de Génova; un dicho genovés conocido era el siguiente: "La Repubblica non riconosce superiori", en castellano, La República no reconoce superiores) en todas las costas del Mar Negro fueron tan vastas que incluso se le ha atribuído a dichos comerciantes genoveses obras realizadas con posterioridad al periodo de dominación genovesa en aquella zona geográfica. Es de destacar, que la presencia ligur en el periodo de máximo apogeo de la colonización genovesa en las costas del Mar Negro, llegaban hasta los mas extremos confines de oriente, tales como los territorios de los actuales Iraq e Irán. Es así que poco a poco desde el año 1261, comenzaron a proliferar y florecer importantes colonias genovesas en ciudades de las costas del Mar Negro, como las mencionadas párrafos arriba. Aquí se debe destacar, que los genoveses ya contaban desde antes de dicha fecha con algunas pequeñas colonias en las ciudades portuarias mas importantes; sin embargo, el apoyo del co-emperador bizantino a los mercaderes genoveses marcó una nueva etapa, de total y absoluta dominación de los mismos sobre todas y cada una de las ciudades importantes situadas a orillas del Mar Negro, principalmente en las costas de los actuales países de Turquía, Ucrania y Rusia. En aquellos puertos donde ya existía una colonia genovesa, la misma crecía y se afianzaba, mientras que en aquellos puertos donde aún no había una colonia dicha procedencia, a partir de dicho momento no tardó en instaurarse e incorporarse rápidamente a la vasta red de conexiones comerciales marítimas xeneizes. Es así que una vez convertidos en la primera potencia del comercio marítimo de Bizancio y zonas aledañas, los genoveses crearon la primera institución bancaria moderna del mundo, el Banco de San Jorge -Banco di San Giorgio-, cuya sede estaba ubicada en el ya citado antiguo Palacio de San Jorge.

Poco tiempo mas tarde, el 06 de Agosto de 1284, los genoveses pudieron derrotar definitivamente a los pisanos en la llamada Batalla de Meloria, con lo que se ponía punto final a varios siglos de apoyo mutuo y ayuda entre ambas repúblicas marítimas, y tras lo cual Pisa vio su final como potencia marina en Italia durante el medioevo. En el año 1298, los genoveses obtuvieron una segunda gran victoria, esta vez frente a sus rivales de siempre y competidores máximos en el comercio ultramarino, los venecianos, en batalla ocurrida cerca de la isla dálmata de Curzola, conocida por ello como la Batalla de Curzola, dada el 09 de Septiembre de dicho año. Debido a ello, el dominio de los mares (Mediterráneo, Negro, Egeo) pasó a manos de la República de Génova durante unos setenta años, hasta que Venecia tuvo su revancha con la guerra final de Chioggia, acaecida entre los años 1379-1381. Las relaciones entre Génova y Venecia fueron casi siempre de fuerte hostilidad y competencia, tanto en el terreno económico como en el militar. Hasta principios del Siglo XIII las hostilidades se habían limitado a simples actos de piratería y escaramuzas aisladas. Siendo incluso que en el año 1218 ambas repúblicas acordaron un cese a las hostilidades para acabar así con la cada vez mas dañina piratería, con lo cual se avalaban mutua protección, a la vez que los genoveses veían cómo se garantizaba la libertad de comercio en las tierras del imperio oriental, el cual se configuraba como un nuevo y productivo mercado. Hacia finales del Siglo XIV, la isla de Chipre, que se encontraba bajo el mandato de Pedro II de Lusignán, había sido ocupada por los genoveses, mientras la isla de Tenedos, que era más pequeña pero muy importante pues era una escala obligatoria en la ruta del estrecho del Bósforo y del Mar Negro, era cedida por Andrónico IV Paleólogo (1348-1385) a Génova, en contraste con la anterior concesión de su padre Juan V Paleólogo (1332-1391) a Venecia. Los dos hechos contribuyeron a la reactivación de las hostilidades entre ambas repúblicas marítimas, cuya rivalidad se extendía desde oriente a occidente por todo el Mar Mediterráneo y el Mar Negro. Las guerras civiles dadas en Génova a inicios del Siglo XIV, devastaron el comercio xeneize puesto que en el año 1339, en una de las tantas revoluciones, se destruyeron los archivos de deudas públicas, a los que el primer Dogo genovés, Simone Boccanegra (?-1366) tuvo que responder honrando las antiguas deudas, mientas que en las vastas posesiones genovesas del este, principalmente la colonia de PERA en Constantinopla, y la de Caffa en Crimea fueron vitales para mantener a flote el comercio oriental en tanto que la colonia genovesa en la Siria latina había sido perdida tras enfrentamientos con los mamelucos de Egipto.

Finalmente, en el año de 1304 el ya mencionado Emperador bizantino Andrónico II Paleólogo (co-Emperador de Bizancio con su padre Miguel VIII Paleólogo), le concedió a los genoveses el tan ansiado territorio para el establecimiento de una colonia con todas las formalidades legales y con el apoyo de la máxima autoridad bizantina, siendo aquel territorio uno cercano (vecino) a la capital Constantinopla, de la cual se encontraba separado por una estrecha "lengua" de agua llamada, un estuario llamado el "Cuerno de Oro". Aquella ciudad, colonia formal construida y poblada predominantemente y en completa autonomía política, administrativa y judicial por los genoveses en Bizancio, fue llamada PERA. El establecimiento de esta colonia genovesa totalmente independiente y vecina a Constantinopla, fue la máxima muestra del apogeo y dominio marítimo comercial de la República de Génova en el Imperio Bizantino. Si bien es cierto para aquella epoca Constantinopla ya no era la ciudad tan magnánima que fuere en su "época de oro" siglos atrás, aún era una plaza financiera y mercantil importante puesto que actuaba como una "bisagra" entre los continentes de Europa y Asia. Luego de constituida PERA como la principal colonia genovesa de la zona, ya que prontamente se afianzó como el centro administrativo y legal de todas y cada una de las posesiones y asentamientos coloniales genoveses de las Islas del Egeo y de las costas del Mar Negro, dicha primacía se evidenció en la necesidad de contar con Notarios, quienes diesen fe y legalidad a todas las transacciones y en general a los actos civiles y de comercio. Es así que por casi dos siglos floreció en cierta paz y tranqulidad el comercio marino entre Bizancio, las zonas aledañas al mismo y la colonia genovesa de PERA.

Luego de dos siglos, ya en el año 1453, con la conquista turca otomana de la ciudad de Constantinopla, y la consecuente caída del Imperio Bizantino o Imperio Romano de Oriente, la política exterior genovesa sufrió un duro remezón, muchas colonias genovesas se regían bajo la guía de "consorcios familiares" llamados Maone, los cuales no obstante el nuevo dominio otomano en todo el territorio bizantino, el Mar Negro y demás, continuaron echando para adelante los negocios genoveses por cerca de dos siglos mas, aunque de modo cada vez mas exiguo y discontinuo, ya que los colonos genoveses o sus descendientes iniciaron una migración de retorno o de viaje a nuevas plazas comerciales mas atractivas para sus intereses y con menos conflictos como los que empezaban a hacerse cada vez mas frecuentes con los turcos. A pesar de mantenerse ciertas prerrogativas para las colonias genovesas instaladas en dicha zona, (ganadas a las mismas por los Cónsules genoveses enviados expresamente con dicha intención a pactar con el sultán Mehmed II tras la caída de Constantinopla), los intereses mercantiles de la República de Génova comenzaron a variar su destino definitivamente hacia otros rumbos, ello debido a la particular actuación de Andrea D'Oria, quien seguía una política muy apegada al naciente Imperio Español.

Con el descubrimiento de América en 1492, por el genovés Cristoforo Colombo (1451-1506) auspiciado por los reyes católicos españoles, es que prácticamente Andrea D'Oria unió el destino de Génova con el floreciente y poderoso Imperio Español. Es fácil preveer que viendo la enorme plaza que se abría en el comercio ultramarino con las denominadas "indias occidentales españolas", que los mercaderes genoveses entendieron que la nueva riqueza provendría de dicha parte del globo, por lo que ello unido a la cada vez mayor beligerancia turca, hizo que los mercaderes genoveses cuyas colonias se encontraban situadas en las diversas ciudades de las costas del Mar Negro, pensaran que era tiempo de partir hacia territorios y plazas mercantiles menos hostiles y mas productivas económicamente. Como ya he mencionado, las relaciones genovesas-turcas se hicieron con el tiempo mas distantes y difíciles de llevar, y a pesar que en un inicio, luego de la caída de Constantinopla, los diplomáticos genoveses habían podido conseguir la dádiva otomana que los ciudadanos mercaderes de su República continuaran trabajando con cierta tranquilidad en los territorios de dominio turco, las relaciones empeoraron y se hicieron cada vez mas tirantes, por lo que ello también contribuyó sin duda a que los colonos genoveses afincados en las ciudades de la costas del Mar Negro, que ahora eran de dominio netamente otomano, decidieran retornar a la tierra natal de sus padres o antepasados. Es por todo ello, que el Siglo XVI es conocido como "el siglo de los genoveses", por haber sido aquel el siglo donde los mismos consiguieron mantener una serie de colonias estables, temporales y emporios coloniales comerciales, desperdigados por todo el Mar Mediterráneo, y algunas aún remanentes pequeñas colonias en las costas del Mar Negro, a la vez que empezaban a expandirse en los territorios del "Nuevo Mundo". No obstante, pese a que Génova mantenía plazas importantes en territorios de ultramar, tanto del Mar Mediterráneo como del Mar Negro que les dieron por siglos amplios réditos económicos, la mayoría de aquellos asentamientos terminaron siendo luego del siglo XVI, únicamente establecimientos comerciales, pues como he dicho la mayoría de colonos genoveses iniciaron una migración intensa hacia la propia Génova o hacia las posesiones imperiales españolas en América. Después de un periodo de sucesión de instrusiones milanesas, francesas y españolas, Andra D'Oria forzó la dación de una nueva Constitución en el año 1528, y restauró el orden del gobierno bajo el mandato bienal de dogos y una oligarquía compuesta por antiguos y nuevos mercaderes nobles; haciendo también, como ya he mencionado, a Génova un "satélite" de la nueva potencia imperial española, intentando con ello lograr para Génova ciertos privilegios para la explotación del comercio en las vastas y nuevas tierras imperiales españolas en el Nuevo Mundo, lo que redundó en un parcial reestablecimiento de la economía genovesa en los Siglos XVI y XVII.

En el Siglo XVI, la República de Génova varió su forma de gobierno hacia uno de tipo oligárquico, siendo que por primera vez desde que Génova se independizó, Andrea D'Oria (1466-1560, almirante y hombre de Estado genovés miembro de una de las familias mas influyentes de dicha República) logró que se concretara un acuerdo por el que las doscientas cincuenta familias mas poderosas de la República genovesa entre las que estaban los Adorno, Lomellini, D'Oria, Giustiniani, Guarco, Pagana, Promontorio, Zoagli, Campofregoso, Cattaneo, Lazzari, Longo, Grimaldi, Spinola, Gentile, Centurione, Durazzo, De Franchi, Invrea, Lercari, Della Torre, De Mari, Imperiale, Brignole, Sforza, Montaldo, etc., pactaron actuar como "un sólo puño" para el beneficio y nueva expansión de los dominios y comercio marítimo genovés. Aquellas familias tendrían a partir de dicha fecha la labor de elegir al llamado Maggior Consiglio (en castellano, Mayor Consejo) el mismo que elegiría cada dos años a los máximos jefes o Dogos xeneizes (dicho cargo deriva del latín dux=jefe) los mismos que ejercerían la representación de la República de Génova ante el mundo. Así, con el paso de los siglos la influencia de la Serenísima República de Génova en el ex territorio bizantino se diluyó poco a poco, para prácticamente extinguirse tal como se entnguió la propia República genovesa con los múltiples cambios sociales y económicos que se dieron en los Siglos XVII, XVIII y finalmente en el Siglo XIX, cuando se dio la conquista por parte de Napoleone di Buonaparte (1769-1821, mas conocido como Napoleón Bonaparte nacido en Córcega un año luego que dicha isla fuese vendida a la República de Francia por parte de la Serenísima República de Génova, lo que definitivamente influyó para que en el poder, el 14 de Junio de 1797, Bonaparte conquistara casi todo el territorio ligur e implantara la conocida como la nueva República Ligur y haciendo que pasara a depender del Imperio Francés desde el año 1805. Tras la caída de Napoleón en el año 1815, el Congreso de Viena (1814-1815) estableció formalmente la anexión de la República Ligur, y por lo tanto de todo el territorio de la Liguria al Reino de Cerdeña, el cual era gobernado por la casa real de los Saboya (antigua familia noble del norte de Italia, que tuvo su solar en el ducado de Saboya y que, en el Siglo XIX y Siglo XX llegó a ostentar la corona del Reino de Italia y del Reino de España). Así, tras casi mil años de gobierno autónomo republicano, Génova y los ligurianos pasaron a estar gobernados por la dinastía de los Saboya, la misma que en 1946 se vio forzada a abandonar el territorio de la recién fundada República de Italia, tras el plebiscito por el que los italianos expresaron su rechazo a la tolerancia que dicha casa real había mostrado con Mussolini y los fascistas desde que los mismos asumieron el poder en dicho país.

La Serenísima República de Génova fue un estado con una eminente vocación marítima y comercial, mas como entidad política su situación siempre se mantuvo en extremo endeble debido a las múltiples rencillas y luchas internas entre las principales familias que dominaban la política genovesa, así como producto de ello debido a la alta dependencia de injerencia por parte de otras portencias extranjeras (principalmente España, Holanda, Inglaterra y Francia) en el plano político y militar. Como ya hemos mencionado, la política genovesa se mantuvo dominada (casi en un secuestro perpetuo) por varias familias económica y socialmente prevalentes en la ciudad, sin que el estado genovés como ente político llegara a tener realmente un papel principal en las decisiones fundamentales que separasen la política económica republicana, de los odios y recelos internos, como si sucedió en otros estados que otrora existieron en la actual República italiana. Fue quizás este hecho en conjunto con la serie de cambios que socio-economicos y políticos que sufrió el mundo y principalmente Europa con el paso de la Edad Media (Siglo V al Siglo XV, también conocida como Medioevo) a la Edad Moderna (Siglo XVI al Siglo XVIII) y finalmente a la llamada Edad Contemporánea (Siglo XIX a la actualidad), lo que generó el declive y posterior desaparición de la ahora histórica Serenísima República de Génova, la misma cuyo territorio actualmente forma parte de Italia, y cuyas posesiones o colonias ultramarinas pertencen a diversos países de Europa, del Medio Oriente y de África. Así cayó Roma, Bizancio y la Superba.

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