El primer documento en el que aparece el nombre de CapdePERA aún de modo distendido como “Cap de la PERA” (en latín figuraba como Capus Petrae) es en el Llibre dels Feyts, que detallaremos mas adelante. Debo indicar aquí, que el vocablo Cap en catalán tiene múltiples significados según la materia a la que se le asocie; tenemos así, que Cap puede traducirse al castellano en referencia a la autoridad como Jefe, en referencia a la anatomía como Cabeza o en referencia a una zona de tierra como Cabo. A instancias que nos encontramos esclareciendo el posible origen del nombre de un territorio, obviamente es esta última traducción la que nos interesa, por ser la que se adecúa al objeto de estudio. Es por ello, que debemos tomar como correcta traducción del término catalán Cap, el término castellano Cabo (considerando además que el término latino Capus indica la misma traducción). Yendo ahora hacia el otro extremo del nombre, se debe considerar la traducción del término catalán PERA, como anteriormente se ha indicado en la "entrada" referida a la comarca de La PERA, en cuanto a que aquel es un vocablo catalán derivado del latín Petra, en castellano Piedra; debemos destacar en este punto, que hasta la actualidad existe en la Isla de Mallorca, en la Comarca Pla, el Municipio de Petra, que físicamente se encuentra muy próximo a la Villa de CapdePERA, por lo que se puede observar que en las islas Baleares es muy recurrente el observar que su toponímia (nomenclatura de sus localidades) se encuentra íntimamente vinculada a la conformación geológica de la zona, siendo el mismo un territorio pétreo o pedregoso por excelencia, he ahí el por qué tanta alusión a la piedra en los nombres de sus localidades.
Durante la dinastía borbónica, en el año 1715, el pueblo gabellino fue privado de utilizar cualquier tipo de armas, y se encomendó la defensa de dicho territorio a la tropa de los Dragones, los mismos que eran soldados profesionales y que además tuvieron la labor de construir la que sería la Casa del Gobernador de CapdePERA, ubicada en medio del Castillo, así como también la Caseta de la propia tropa. En los Siglos XVI y XVIII, se amplió la Iglesia, ubicándose en su interior un Cristo tallado que data del siglo XIV ó XV, así como la imagen de estilo gótico de la mencionada Virgen de la Esperanza, Patrona de CapdePERA y figura venerada desde el siglo XVI. A partir de 1820, con la conquista de la ciudad de Argel por los franceses, la piratería y los corsarios vieron su término, así la función estratégica y defensiva que ofrecía la Villa de CapdePERA varió. Pronto los militares de la Tropa de los Dragones abandonaron la fortaleza, y los habitantes del castillo empezaron a salir del recinto amurallado para instalarse y vivir en casas más grandes y confortables fuera de la fortaleza. Todo ello generó que a finales del Siglo XVIII, únicamente quedaran veinticinco casas habitadas dentro del recinto fortificado, estando el nuevo núcleo poblacional de la localidad en las afueras de las murallas, conformando una villa de más de doscientas casas.
Debido al crecimiento poblacional de la villa, en el Siglo XIX CapdePERA se constituyó como un Municipio independiente. En 1837, la Diputación Provincial de las Baleares ordenó a los Ayuntamientos de Son Servera, Artà y CapdePERA, la división de límites y separación de catastro, censos, libros y expedientes; para finalmente en 1858, hacerse la separación definitiva. En 1862 se vendió el Castillo en subasta pública, siendo adquirido por Felip Gili y Josep Quint Zaforteza i Amat (1894-1965); no obstante, luego de transcurridos unos años dicho castillo fue nuevamente abandonado, y se convirtió en refugio de gente pobre de la zona y de forasteros sin alojamiento. Durante este mismo siglo además, se produjeron diversos cambios estructurales en la sociedad gabellina y en la economía de la población de CapdePERA. Entre éstos estuvieron un fuerte crecimiento demográfico; la división territorial entre las villas de Artà y CapdePERA; la construcción en 1849 de la iglesia parroquial y un nuevo ayuntamiento en el centro del nuevo entramado urbano (estos dos nuevos edificios eran el símbolo de la independencia de la Villa frente a las aledañas villas de Son Servera y Artà); la construcción en 1861 del faro de CapdePERA; y finalmente, la construcción en 1891 de la Parroquia de Cala Ratjada. Debido a todos estos cambios producto de la modernización de la villa, la actividad portuaria de la misma se incrementó notablemente, lo que generó un crecimiento económico y demográfico significativo para la zona. Asimismo, unas cuantas familias de la villa emigraron por dichos años a América Latina en búsqueda de un futuro mejor, objetivo que algunas lograron, lo que facilitó el retorno de las mismas a CapdePERA ostentando una mejor posición económica.
Para principios del Siglo XX, algunos de los propietarios más ricos de la villa comenzaron a veranear en Cala Ratjada. Todos estos cambios implicaron innovaciones socioculturales y políticas. En 1951 se terminaron las obras del actual muelle de Cala Ratjada, por lo que sería la década de los ‘60 del siglo pasado, la que marcaría la llegada del turismo en masa a la zona, lo que transformó por completo la estructura económica de CapdePERA, el crecimiento demográfico a partir de dicha década se incrementaría también de modo importante, evidenciándose en que para 1997 la población de CapdePERA se encontraba constituída por 6,321 habitantes, y casi diez años después, para el 2006, la misma se acrecentó hasta la cifra de 11,074, casi el doble. Como último dato, en 1983, el Ayuntamiento de CapdePERA en un acto sin precedentes en aquel territorio, recuperó la propiedad del castillo y de la ciudad fortificada (amurallada) de la Villa de CapdePERA, para a través de dicho accionar, reivindicar los lazos históricos que unen tan íntimamente a dichas construcciones con la historia antigua y reciente de la villa, y de sus habitantes.
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