lunes, 30 de junio de 2008

La toponímia PERA en Constantinopla (actual Estambul, Turquía) - Parte I: Historia de la capital oriental del Imperio Romano

(vista recreada de la ciudad de Constantinopla en el año 1453 y su ubicación geográfica)

No cabe duda que quizás la toponímia mas antigua que se encuentre plenamente establecida y registrada en los anales de la historia por su gran importancia en el desenvolvimiento del desarrollo histórico del mundo europeo-asiático, es la toponímia PERA en Constantinopla, actual Estambul, República de Turquía.

La caída del Imperio Romano de Occidente, el cual desapareció como entidad política el 04 de Setiembre del 476 d.C., significó un gran resquebrajamiento de las estructuras sociales que se habían mantenido como inalterables, no sólo para los pueblos que se encontraban bajo dominio del Imperio Romano a lo largo de varios siglos, sino también para todas las naciones aledañas que de una u otra manera no habiendo estado bajo el yugo romano, habían aprendido a convivir si se quiere de alguna manera con el "gigante" que de modo tan avasallador obtuvo para sí y llevó las riendas del manejo del mundo antiguo por varios siglos antes y después de Jesucristo. Frecuentemente se ubica al año 476 d.C., como la fecha clave que marcó de modo definitivo la caída del antiguo Imperio, y esto es porque para dicha fecha ya ni siquiera se puede ubicar en la política romana, a algún personaje que al menos se autodenominase el "emperador" de Occidente; esto unido a que para dicho año Roma como ciudad capital, ya había sido saqueada e invadida por las tribus bárbaras procedentes del norte europeo, tribus que vieron en el resquebrajamiento del poderío político y militar romano, la oportunidad perfecta para invadir y hacerse del tan apetecible botín que era Roma. Es así que en los hechos, para el año 476 d.C., prácticamente ya no quedaba nada del históricamente famoso orden romano original.
Tras el "sacudón" propio de la caída del orden socio-político, cultural y económico que había regido a casi todo el mundo conocido para ese entonces por siglos, el Imperio Romano no tuvo mas salida ante tal crisis que preparar prontamente su traslado e intentar conservar y hacer predominar su hegemonía desde lo que el Imperio siempre consideró el territorio límite mismo entre los continentes de Europa y Asia. Es así que habiendo ya sucumbido el Imperio Romano de Occidente, Constantino I (272 d.C. - 337 d.C.), apodado el Grande, fue proclamado Emperador de Roma por sus propias tropas el 25 de Julio de 306 d.C., el cual sería a su vez el cargo político que ocuparía hasta su muerte. Es importante destacar, que este personaje ha sido objeto de los mas profusos estudios históricos dada su principal actuación en casi todos los órdenes de la vida en el "nuevo" Imperio Romano, el Imperio Romano de Oriente (también denominado Imperio Bizantino). Por sólo citar algunos aspectos, Constantino I fue el legalizador de la religión cristiana en el Imperio Romano, y fue quien refundó la antigua ciudad de Bizancio (ciudad griega capital de la región de Tracia, ubicada en la entrada del estrecho del Bósforo -que úne al Mar de Mármara con el Mar Negro-), en el año 330 d.C., llamándola "Nueva Roma" (por construirse de modo muy similar a la capital histórica del Imperio Romano, contando con 14 regiones, 01 foro, 01 capitolio y 01 senado, además de pasar a tener su territorio la calidad legal de "suelo itálico" con lo que estaría libre del tener que efectuar pago por concepto de impuestos a la autoridad mayor romana. Se dice que la similitud que se buscaba con Roma era tal, que al igual que la capital de occidente, Constantinopla se edificó teniendo siete colinas), y que tras la muerte de Constantino I en el año 337 d.C., pasó a llamarse Constantinopla (derivada del griego Constantini-polis, en castellano "ciudad de Constantino"). Es debido a que dicha nueva ciudad se asentó sobre la antigua Bizancio, que al Imperio Romano de Oriente se le conoció a su vez, como Imperio Bizantino; no obstante, sus habitantes la nombraban coloquialmente como "polis" (en castellano, ciudad), de donde con su caída se produjo el nombre turco de "Istanbul", palabra árabe que es una deformación de la terminología griega clásica "eis tên polin" (en castellano, en la ciudad). Asímismo, también es de resaltarse que los eslavos la llamaban "Tsarigrad" (derivada de la palabra tsar, en castellano César; y de grad, en castellano la ciudad, lo que significaba en conjunto la Ciudad del César). Es importante destacar, que los habitantes de Constantinopla nunca se llamaron así mismos bizantinos, sino que fueron bautizados así por los historiadores en tiempos mas recientes.

Al ser Constantinopla la nueva capital del Imperio Romano y la ciudad situada ad portas del ingreso tanto a Europa como a Asia Meridional, ello le otorgó a dicha ciudad un status único, el ser la "reina de las ciudades", ostentando un poder que se manifestaba en todos los órdenes del actuar humano, constituyéndose como el centro del saber, prosperidad y preservación de la cultura e historia de la antigua Roma, para lo cual Constantino I dotó a dicha ciudad de un Senado y oficiales civiles de forma similar a los que regían en la antigua capital occidental, ubicando esta vez un nuevo referente, el cual sería poner al naciente imperio bajo la protección de la simbología cristiana como la supuesta "Vera Cruz", la "vara de Moisés" y otras reliquias consideradas sagradas para el cristianismo. Constantino I pasó asimismo a la historia mundial, por las leyes que promulgó y que verbi gratia convirtieron los oficios de carnicero y panadero en hereditarios, así como convertieron a los colonos de las granjas en siervos, sentando con ello las bases de la incipiente sociedad feudal europea de la Edad Media. Como he referido, desde sus primeros días la ciudad de Constantinopla se expandió con asombrosa agilidad, siendo que la gran cantidad de recursos que empezó a aglomerar atrajeron a un gran número de personas que practicaban los mas diversos oficios y profesiones, desde abogados, arquitectos, ingenieros, hasta artesanos y principalmente comerciantes los cuales llegaban casi desde todas las regiones de Europa y del oriente para buscar amasar fortuna en la nueva gran capital del Imperio. Es por ello, que si nos ubicamos en el contexto general del nuevo Imperio, Constantinopla se convirtió en la ciudad que servía de perfecto nexo entre las regiones de Oriente y Occidente, caracterizándose por ser sumamente cristiana, no permitiéndose la existencia de ningún templo pagano, y adornándose a la misma con plazas monumentales y los mas bellos edificios públicos, todos los cuales habían sido edificados teniendo en cuenta el debido respeto a la "religión oficial" de Imperio. Luego de profundas investigaciones, se ha podido determinar que durante su máximo apogeo, la ciudad de Constantinopla llegó a contar con 14 iglesias cristianas, 11 palacios, 05 mercados, 01 Universidad (la primera del mundo, fundada en el año 340 d.C. y llamada la Universidad de Constantinopla, en la que se enseñaba gramática, retórica, derecho, filosofía, matemática, astronomía y medicina), 08 baños públicos, 153 baños privados, 20 panaderías públicas, 120 panaderías privadas, 52 pórticos, 322 calles y 4.388 casas.

Viendo el contexto general en el que se desarrolló Constantinopla, podemos apreciar que prontamente y gracias a los esfuerzos (políticos, sociales y principalmente económicos) de Constantino I y su séquito imperial, Constantinopla -la ciudad de Constantino el grande- supo reunir en sí una incomparable combinación de imperialismo, religiosidad y posición estratégica comercial, lo que le depararía el desempeño de un papel mas que trascedental en la escena política y socio-económica del antiguo mundo, configurándose como una encrucijada perfecta entre dos continentes (Europa y Asia), y luego como un incentivo para África y otros territorios a su vez, constituyéndose como una posibilidad muy efectiva para intentar lograr su desarrollo en los aspectos de comercio, cultura, diplomacia y estrategia. Siendo un enclave tan valioso, Constantinopla era capaz de controlar la ruta del comercio entre Asia y Europa, así como el paso del Mar Mediterráneo al Mar Negro, lo que generó que mientras la parte occidental del Imperio Romano decaía cada vez mas en una aguda crisis económica, comercial, política y demográfica (que a la postre determinaría su caída total), Constantinopla mantuvo y mas aún capitalizó dicho resquebrajamiento y pudo consolidar su posición hegemónica durante los siglos posteriores, convirtiéndose en la gran urbe europea medieval de cara a dos amplios frentes: Europa y Asia. Como ejemplo de ello, se puede evidenciar que para el año 336 d.C. Constantinopla contaba con cerca de 30 mil habitantes, tan sólo un siglo después alcanzó los 500 mil (aumentando 16 veces su demografía) convirtiéndose para dicha época en la ciudad más grande del mundo, tal es así que algunos historiadores han indicado que en los picos poblacionales de dicha capital, la misma llegó a constituirse de un millón de habitantes (sin contar a aquellos viajeros que permanecían por escasas semanas o días hasta concretar sus negocios), lo que de comprobarse, definitivamente situaría a Constantinopla como la ciudad mas grande de la antigüedad de la que se haya tenido un conocimiento histórico documentado.

Año a año, Constantinopla fue creciendo y embelleciéndose a través de la colocación de monumentos u obras de otras ciudades aledañas -Alejandría, Éfeso y principalmente de Atenas-, las que fueron saqueadas para trasladar sus tesoros: esculturas, columnas, mosaicos, obeliscos, etc. a la nueva capital mundial. Para ello, Constantino I no reparó en los grandes gastos que dichos traslados implicaban, ello hallaba su explicación en que el mismo quería edificar una ciudad que fuese el máximo símbolo del nuevo Imperio, y una ciudad capital no sólo para Europa, sino una de calidad universal. Teniendo en cuenta lo antes mencionado, es fácil preveer que ante tales características, la ciudad capital del Imperio Romano de Oriente, Constantinopla, era muy apetecible -tal como en su momento lo fue la ciudad de Roma- ante los ojos de los diversos reinos que se encontraban a sus alrededores, e incluso algunos cuyas tierras se ubicaban bastante alejadas. Dicha ciudad fue debido a ello sitiada en múltiples ocasiones (algunos historiadores indican que fue sitiada en mas de 22 oportunidades) por diversos ejércitos como el persa, ávaro, árabe, búlgaro, ruso y turco, mas de todos estos sitios y asaltos Constantinopla pudo salir victoriosa y triunfante gracias al arrojo, valentía y fe de sus habitantes quienes no dudaban en salir a defender su ciudad, así como por la triple muralla que hacía prácticamente imposible el ingreso a la misma una vez cerradas las puertas. No obstante ello, como indican las leyes de la naturaleza, "todo lo que sube, baja", y Constantinopla no fue la excepción a esta regla, pues su declive puede decirse que empezó en el año 1190, durante los preparativos de la Tercera Cruzada o "Cruzada de los Reyes" (1189-1192) en los reinos de Occidente, que tuvo la intención de recuperar la Tierra Santa del dominio de Salah ad-Din Yusuf, históricamente conocido como Saladino. Llama mucho la atención, que al ser una ciudad eminentemente cristiana, los habitantes de Constantinopla, mantuvieren la firme convicción que los cruzados cristianos no tenían posibilidad alguna de vencer Saladino. Quizás ello se debió a que estando los bizantinos en una directa colindancia con los dominios de Saladino, conocían muy bien el poderío militar con el que contaba el mismo; ello unido a las divergencias agudas en cuanto a los dogmas de fe entre los cristianos ortodoxos y los católicos apostólicos romanos, nos hace notar el posible leitmotive por el que Constantinopla a pesar de ser la cuna del cristianismo como religión oficial en el límite continental, optó por mantenerse como territorio neutral ante el nuevo conflicto que surgía entre cristianos y musulmanes. Es debido a esta reticencia a ayudar a la cruzada, no sólo aportando un ejército, sino también aportando en lo económico (mas aún si se tiene en cuenta que era ampliamente conocida la gran riqueza de dicha ciudad), que los cruzados occidentales tuvieron la excusa que buscaban para por primera vez tener una supuesta "legitimidad" para saquear y hacerse de los tesoros de Constantinopla.

Así, el primer asalto cristiano a dicha ciudad tuvo lugar en el año 1204, y ya estando en época de la Cuarta Cruzada (1202-1204) -expedición militar organizada como una cruzada para reconquistar Tierra Santa, pero que en el camino varió su rumbo, terminando con la conquista y el saqueo de Constantinopla-, fue que se creó el efímero Imperio Latino (1204-1261). Mientras ello tenía lugar y los bizantinos eran despojados de su capital imperial, los mismos tuvieron como única salida a la crisis que estaban viviendo en fundar nuevos Estados aledaños a Constantinopla, desde donde podían observar como satélites, lo que sucedía dentro de su capital dominada por un ejército que se decía protector y seguidor de las enseñanzas de Jesucristo, pero que derramaba sangre, muerte y destrucción a su paso. Es así, que luego de la toma de Constantinopla por parte de los cruzados cristianos, y tras la fundación del Imperio Latino manteniendo prácticamente a la misma como una ciudad "secuestrada", se fundaron los Imperios de Nicea (1204-1261), de Trebisonda (1204-1461)y el Despotado de Epiro o Arta (1205-1358), que fueron determinantes en la suerte de la propia ciudad capital del Imperio Romano de Oriente.

Sin embargo, con el paso de los años el reino establecido por los cruzados occidentales en Constantinopla fue perdiendo territorios, hasta que finalmente en el año 1261, el Imperio de Nicea, bajo el mandato de Miguel VIII Paleólogo (1225-1282), reconquistó la capital de oriente, arrebatando Constantinopla al emperador latino Balduino II de Constantinopla (1217-1273), haciéndose coronar con su hijo menor Andrónico II Paleólogo (1260-1332), como co-emperadores. Una vez en el trono, Miguel VIII abolió todas las costumbres latinas y restauró muchas de las ceremonias e instituciones bizantinas que habían existido antes de la conquista de los cruzados latinos. Poco después del año 1259, sería investido con el título de déspota, para ser finalmente proclamado emperador, con el apoyo de la colonia de los genoveses asentada en Constantinopla, en el territorio conocido como PERA. Posteriormente, Miguel VIII en su intento por unir las iglesias Católica Bizantina y Católica Apostólica Romana, lucharía contra los colonos genoveses y venecianos asentados en Constantinopla, y cuya influencia en dicha capital quería reducir, manteniendo el equilibrio de fuerzas entre ambos grupos de italianos. Durante la era bizantina, Constantinopla fue conquistada sólo una vez. La ocupación del Viernes Santo de 1204 por la mencionada Cuarta Cruzada, que despojó a Constantinopla de sus tesoros, y la condenó a cincuenta y cinco trágicos años de mal gobierno por los francos, quienes se decían descendientes de Carlos I (742-814) históricamente conocido como Carlomagno, apodado el Grande fundador del Imperio Carolingio y del Sacro Imperio Romano Germánico, y quienes usurparon el trono de los emperadores bizantinos. La ciudad de Constantinopla quedó así debilitada profundamente ante sus potenciales futuros adversarios, los turcos otomanos, por ello la única posibilidad de salvación radicaba en una alianza con la lglesia de Roma y las naciones cristianas de occidente, mas aquello se mantenia como algo poco probable, pues como sentenció en 1452 el primer ministro y comandante militar bizantino, el megaduque Lucas Notaras: "Antes el turbante del sultán que la mitra papal", y la mayoría del pueblo y el clero bizantino eran de la misma opinion, sin importar el grave peligro que acechaba a sus puertas.

En relación a la nación que pretendía la conquista de Constantinopla, los turcos otomanos, puedo expresar que el actual pueblo turco se asento en el Siglo IX en el Califato de Bagdad o Abasí (750-1258) -ubicado en la actual Irak-. Con el tiempo, los turcos lograron derrocar a la dinastía de los Abásidas, y consiguieron fundar una dinastia propia con Osmán I (1258-1326), apodado el Victorioso. Es por el nombre de este emperador, que se conoció en adelante a los turcos con el sobrenombre de otomanos, y de allí viene el nombre justamente de Imperio Otomano. Así, desde la actual Irak, los turcos otomanos comenzaron una expansión estilo imperial que los llevó en el Siglo XV a poseer vastos territorios en Europa, Asia y África, por lo que sin duda el Imperio Otomano se constituyó como uno de los mas importantes imperios en la historia de Europa y Asia, a pesar que no susbsistieran por muchos siglos como tal.

Volviendo a la historia de la conquista otomana de Constantinopla, los otomanos ya habían hecho prevalecer su dominio anteriormente al cada vez mas desvalido Imperio Bizantino, ello lo lograron haciendo suyas las últimas ciudades asiáticas bajo dominio bizantino, ciudades tales como: Bursa, Nicea y Nicomedia. Es en el año 1341, que tras morir el emperador bizantino Andrónico III Paleólogo (1297-1341), el Imperio Romano de Oriente quedó en manos de su esposa Ana, quien nombró al clérigo Juan Cantacuzeno (1292-1283) -quien estaba emparentado a la familia Paleólogo por su madre- como tutor o regente de su hijo Juan V Paleólogo (1332-1391) y corregente de la propia Ana. En 1343, el clerigo Cantacuzeno usurpó el poder abusando de su cargo y de la minoría de edad de su regentado con ayuda turca -haciéndose llamar desde allí Juan VI Cantacuzeno, y se declaró asimismo como regente único de Constatinopla, pidiendo ayuda militar a los otomanos para imponer su control sobre los últimos remanentes del Imperio Bizantino. Es así, que la emperatriz Ana pactó con Juan VI Cantacuzeno para que el mismo y su hijo Juan V Paleólogo gobernarían como co-emperadores, teniendo Cantacuzeno mayor autoridad sobre Paleólogo durante diez años, siendo que a partir de dicha fecha gobernarían como co-emperadores en situación de plena igualdad. No obstante, tras el primer ataque efectuado por el Reino de Serbia, efectuado a la ciudad de Salónica en el año 1349, el clérigo y regente bizantino Juan VI Cantacuzeno pidió por segunda vez ayuda al Imperio Otomano. En el año 1351, Cantacuzeno haría una tercera alianza con los otomanos la misma que lo ayudaría en la guerra civil provocada entre sus partidarios y los seguidores del príncipe Juan V Paleólogo. Debido a este último acuerdo que para los bizantinos tenía un sabor a traición, Cantacuzeno prometió a los otomanos la posesión de una fortaleza del lado europeo del estrecho de los Dardanelos: la misma que se convertiría en la primera ocupación de una civilización asiática en Europa desde el asedio persa a Grecia, hacía más de dos mil años atrás. Entretanto, los otomanos reforzaban su posición tomando la ciudad de Gallípoli, estableciendo el control sobre toda la península y una base estratégica para la expansión del Imperio Otomano en Europa. Cuando Juan VI Cantacuzeno exigió la devolución de dicha ciudad, los otomanos se volvieron en contra de Constantinopla. Mientras tuvieron lugar estos hechos, el Imperio Romano de Oriente, se encontraba muy fraccionado y casi reducido a una mínima expresión, era constantemente atacado por todos sus límites, teniendo guerras incluso por ejemplo con los genoveses, que mantenían una colonia en Galacia y controlaban las transacciones monetarias con la corte. Allí se hallaba el barrio llamado Gálata, y que hasta estos días conserva dicho nombre. El mismo se encuentra sobre una colina rodeada de calles sinuosas, con casas de estilo occidental. La torre de Gálata es una fortificación que formaba parte de un conjunto que construyeron los genoveses en el antiguo barrio de Gálata, en el año 1348, en momentos en que las relaciones que mantenían los genoveses con Constantinopla no eran del todo buenas, y además las mismas se veían constantemente amenazadas por los venecianos, que fueron desde siempre los rivales de los genoveses, con quienes pugnaban por el poder y la hegemonía en el comercio entre oriente y occidente.

Por todo lo antes mencionado, se puede decir que durante el gobierno de Juan V Paleólogo, y por actuación de Juan VI Cantacuzeno, el Imperio Romano de Oriente y en particular Constantinopla, se convirtió un estado vasallo de los otomanos, ofreciendo soldados para las campañas de los turcos en Europa y pagando un tributo anual para mantener a los turcos lejos de la ciudad capital. Mas con el tiempo, las exigencias turcas se agravaron cuando Juan V Paleólogo murió en 1391, y su hijo Manuel II Paleólogo (1350-1425) subió al trono, en desacato a lo que el sultán otomano Bayaceto I (1354-1403) exigía para el gobierno de Constantinopla. Entre las nuevas exigencias del sultán Bayaceto I, se encontraba principalmente el establecimiento de un distrito en Constantinopla con el dominio de los mercaderes otomanos, tal como existían asentamientos de comerciantes venecianos, florentinos, romanos y genoveses, quienes se repartían el territorio bizantino. Frente a dicho requerimiento Manuel II Paleólogo se rehusó a consentir dicho asentamiento ya que el mismo simbólicamente significaba el aceptar el inicio y "pie de apoyo" de la invasión otomana a Constantinopla. Ante la negativa rotunda de Manuel II, Bayaceto I ordenó efectuar un cerco a la capital de oriente por tierra, siendo que tras siete largos meses de sitio, Manuel II Paleólogo no pudo mantener su decisión, y se vio obligado a ceder ante el petitorio otomano, tras lo cual el poderío militar turco se dirigió inmediatamente hacia iniciar campañas en el norte, contra el Reino de Serbia y Hungría. Tiempo después, Bayaceto I llamaría a varios reyes cristianos del este europeo -entre los que estaba Manuel II- para efectuar una audiencia, donde según dijo demostraría las consecuencias para cualquiera que se resistiera a su poder como sultán. Ante tan invitación, Manuel II Paleólogo presintió que el objetivo del sultán era asesinarlo frente a los demás reyes católicos, lo que se configuraría como una clara amenaza para el qué se negara a obedecer sus mandatos, por lo que rechazó la propuesta. Manuel II volvería a ser invitado por Bayaceto I en el año 1396, no obstante, el emperador bizantino nuevamente rechazaría el pedido, a lo que el sultán respondería enviando por segunda vez a su ejército a sitiar Constantinopla, destruyendo y saqueando los campos aledaños a la ciudad, impidiendo que quien fuese entrara o saliera vivo de la ciudad capital. Pese al sitio terrestre, Constantinopla aún contaba con suministros que llegaban vía marítima, ya que las huestes de Bayaceto I no habían dispuesto un sitio marítimo a la ciudad. Constantinopla tuvo que resistir por largos seis años dicho segundo asedio, hasta que en el año 1402, el temible ejército del conquistador y líder militar turco-mongol Tamerlán (?-1405), apodado el Cojo, invadió el Imperio Otomano por el este -Anatolia-, y Bayaceto I se vio obligado a trasladar las tropas que tenía en el sitio de Constantinopla hacia el nuevo frente, por lo que la ciudad capital pudo tener un respiro y se salvó una vez mas de la inminente invasión otomana en el último momento por un factor totalmente externo a sí.

Durante los siguientes veinte años, Constantinopla se vio libre del yugo y asedio otomano gracias a los conflictos internos entre los musulmanes, e incluso pudo recuperar algunos territorios en Grecia, sin embargo los perdería nuevamente poco tiempo después. Quizás pensando que podría obtener algún provecho como una tregua, en el año 1422 Manuel II Paleólogo decidió apoyar a uno de los príncipes otomanos que querían hacerse del trono en su imperio. Pero, la respuesta a tal ofrecimiento de apoyo tuvo como resultado que el sultán Murad II (1404-1451) enviara un contingente de 10 mil soldados para cercar Constantinopla nuevamente. El 24 de Agosto de 1422, Murad II ordenó que se realizara un fuerte ataque a las murallas bizantinas, mas luego de varias horas de ardua batalla, ordenó la retirada de sus tropas, por lo que la capital del Imperio Romano de Oriente, la ciudad de Constantinopla, logró sortear y sobrevivir increiblemente una vez mas a los constantes ataques invasores otomanos.

Sin duda, quizás el mayor problema o "talón de Aquiles" del que padecía Constantinopla, era que el cisma existente entre las Iglesias Católicas Romana y Ortodoxa, era demasiado profundo, a pesar de la cercanía entre las creencias religiosas de ambos "bandos" cristianos. Resulta muy interesante observar que precisamente el peor problema que debía enfrentar el Imperio Romano de Oriente y Constantinopla, era interno, y se refería a aquella división tan marcada entre dos facciones de una misma religión, los musulmanes constituían un problema, pero la desunión y escasa voluntad de sobreponerse a las viejas rencillas internas dentro de una misma creencia cristiana, eran la mas dura prueba que los bizantinos debían superar. Aquella división y fractura religiosa, había mantenido a dicha ciudad distante de las naciones occidentales que le podían haber brindado mucha y valiosa ayuda para su defensa, es sorprendente que incluso durante los múltiples asedios de los turcos musulmanes, tanto Roma como sus aliados occidentales no hayan hecho sino mostrarse indiferentes al sufrimiento del pueblo cristiano bizantino. En un último intento de aproximación entre estas facciones del cristianismo, y teniendo presente la constante amenaza turca y las exiguas fuerzas de Constantinopla para resistir los incesantes ataques otomanos, el emperador Juan VIII Paleólogo (1392-1448) promovió la realización del llamado Concilio de Ferrara (1438-1442), en Italia, el cual tenía como objetivo el estudiar una reforma a la iglesia cristiana y reconciliar a los bizantinos (ortodoxos) con los latinos (apostólicos romanos), éstos a su vez entraron en efecto en el seno de la Iglesia con los armenios, los jacobitas, los mesopotamios, los caldeos y los maronitas. Este concilio se dio en varias etapas y sedes diferentes, lo que ocasionó muchas situaciones tirantes. Fundamentalmente se trató de lograr la ansiada unión de la Iglesia Católica Apostólica Romana con las diferentes Iglesias Cristianas Orientales Autónomas, y con ello lograr al fin unificar criterios de fe dentro de una misma religión. No obstante, dicho último gran esfuerzo realizado por Juan VIII Paleólogo, generó entre la población bizantina tumultos y división entre los que rechazaban a la iglesia romana y los que apoyaban la maniobra política de Juan VIII como medio momentáneo para lograr un apoyo en la defensa se Constantinopla. Muerto Juan VIII en el año 1448, su hermano Constantino XI Paleólogo (1405-1453), último emperador del Imperio Romano de Oriente, asumió el trono al año siguiente (mientras la regente en Constantinopla fue Elena Dragases, madre de ambos). Constantino XI era una figura popular y muy respetada por la población, la misma que tenía muy presente que Constantino XI había luchado en la resistencia bizantina en el Peloponeso frente al ejército otomano, por tal lo veían como un noble muy patriota. Este último emperador romano seguía la línea política de su hermano y predecesor en lo concerniente a la necesaria conciliación entre las iglesias cristianas de oriente y occidente, lo que causaba desconfianza no sólo entre el clero bizantino totalmente reticente a superar las disputas internas de fe con sus pares latinos, sino también en el sultán Murad II, que veía esta posible unificación como una amenaza de intervención de las potencias occidentales en la resistencia a la expansión de su Imperio en Europa, y en particular, frente a su inminente conquista del botín mas preciado: Constantinopla. En 1451 Murad II falleció sin lograr sus objetivos políticos y militares de conquista, y fue sucedido en el trono otomano por su joven hijo Mehmed II (1432-1481), apodado el Conquistador, y a quien la historia le tendría deparado ser el emperador otomano que finalmente tras siglos de asedio turco podría tomar la ciudad capital de Constantinopla en el año 1453 e ingresar en ella triunfalmente, provocando tras ello la caída definitiva del milenario, hegemónico y mas importante de los imperios que la historia del mundo haya conocido: el Imperio Romano.

Inicialmente, al subir al trono otomano Mehmed II prometió no violar el territorio bizantino, en reconocimiento a la actuación que había tenido su antecesor Murad II (quien incluso tuvo la prerrogativa de actuar como arbitro cuando tras morir Juan VIII Paleólogo, hubo un enfrentamiento por el trono bizantino entre Constantino XI y su hermano Demetrio, siendo finalmente Murad II quien eligió al nuevo emperador de Constantinopla, coronando él mismo en persona a Constantino XI en la ciudad de Mistra-Peloponeso el 06 de Enero de 1499), lo que aumentó la confianza de Constantino XI Paleólogo quien en el mismo año, se sintió seguro y en una posición tal que le permitiese exigir a Mehmed II el pago de una renta anual para la manutención de un supuesto príncipe otomano capturado y mantenido como rehén en Constantinopla. No obstante, Mehmed II mas por furia debido a la afrenta a su honor que por la amenaza de muerte a su pariente en sí, ordenó los preparativos para un asedio definitivo y hasta las últimas consecuencias a la capital bizantina, configurando algo así como una batalla final, que sellaría el último capítulo de la historia de Constantinopla, y del Imperio Romano de Oriente.

Ambos bandos, cristianos católicos y turcos musulmanes, se prepararon así para la guerra final. Los bizantinos, contando tras los esfuerzos de Juan VIII y Constantino XI, con la simpatía de las naciones cristianas occidentales, enviaron mensajeros a dichas naciones pidiendo refuerzos, mas únicamente consiguieron promesas de ayuda que nunca se concretarían. Sólo tres navíos genoveses contratados por el Papa Católico Nicolás V (1397-1455) estaban en camino a Constantinopla con armas y provisiones. Este mismo Papa solicitó la ayuda de los reyes cristianos de occidente para evitar la caída de Constantinopla, mas a pesar de su solicitud, su pedido cayó en "oídos sordos". Nicolás V también envió en el mes de Octubre de 1452 al cardenal Isidro para que confirmara la unión de las Iglesias mediante una misa solemne en la Iglesia de Santa Sofía. Dicho Cardenal, trajo consigo a una fuerza de 300 arqueros los que aparentaban ser la "avanzadilla" de una futura ayuda militar mayor para la defensa de la capital oriental, efecto que no consiguió. A fines de Agosto de 1452, los turcos terminaron de construir la fortaleza de Rumelí Hisar en la orilla europea del Bósforo, a escasos kilómetros al norte de Constantinopla, y en Noviembre hundieron a cañonazos a un navío veneciano -que se negó a detenerse ante las fuerzas otomanas y a pagarles tributo- desde esa posición, lo que iniciaba a cumplir la amenaza sobre la capital bizantina, la misma que se transformó en una realidad cada vez mas desesperante para la población de Constantinopla. En el mismo mes de Noviembre de 1452 el cardenal Isidro convocó una reunión conciliatoria en la que los antiunionistas bizantinos expusieron todas sus objeciones de fe contra los cristianos de credo latino: los católicos apostólicos romanos. La materialización de las amenazas y la exhibición de fuerza de Mehmet II despertaron tal pánico entre toda la población, que Isidoro tuvo la certeza que había llegado el momento de celebrar en la Iglesia de Santa Sofía la solemne misa de la proclamación de la Unión entre las iglesias cristianas. Con la venia del emperador Constantino XI, la misa se celebró el 12 de Diciembre de 1452. A lo largo del invierno, Mehmet II empezó a tomar posiciones para lanzar el que sería el ataque definitivo contra la "Reina de las Ciudades". A mediados del año siguiente, los venecianos enviaron un exiguo refuerzo de 800 soldados y 15 navíos con pertrechos, mientras que los ciudadanos venecianos residentes en Constantinopla aceptaron participar de las defensas de la ciudad. La capital bizantina también recibió refuerzos de los ciudadanos de origen genovés, habitantes de PERA. Se aprestaron a la defensa de la ciudad con barriles del llamado "fuego griego" y varias armas de fuego, la orden era que todos los hombres y jóvenes capaces de empuñar una espada o un arco, defendieran la ciudad. Para esa época, Constantino XI Paleólogo había hecho un censo en la ciudad para contabilizar mejor las fuerzas disponibles para la defensa de Constantinopla, siendo el resultado decepcionante, pues la población apenas llegaba a los 50 mil habitantes (recordemos que como he mencionado en su época de máximo esplendor en el Siglo V Constantinopla había llegado a contar con 500 mil habitantes) y apenas había entre 5 mil a 7 mil soldados para la defensa. Los otomanos, a su vez, iniciaron el cerco construyendo rápidamente una muralla diez kilómetros al norte de Constantinopla, en Anadoluhisari. Mehmed II sabía que todos los asedios anteriores habían fracasado porque los mismos sólo se habían efectuado por vía terrestre, mientras la ciudad capital recibía suministros por vía marítima; es por ello que trató de bloquear las dos entradas a la ciudad, la que daba al Mar Negro, con una fortaleza armada con tres cañones (Rumeli Hisari) en el punto más estrecho de la orilla del Bósforo, y con 125 navíos ocupando los Dardanelos, el Mar de Mármara y el oeste del Bósforo. Mehmed II también reunió un ejército estimado entre 80 mil a 100 mil soldados, muchos de los cuales eran combatientes turcos profesionales; los demás, eran reclutas capturados en campañas anteriores o mercenarios, aventureros, voluntarios de Anatolia, los bashi-bazuks y renegados cristianos, los cuales fueron empleados en los asaltos directos. Mehmed II empleó toda la fuerza de su artillería, y se sabe que en cuanto a su infantería 12 mil de sus soldados eran jenízaros (infantería adiestrada específicamente para ser la élite del ejército otomano, quienes debían defender a todo costo al sultán y a las dependencias del palacio real otomano, eran una suerte de guardia pretoriana. Su orígen data de 1330 y fueron finalmente exterminados en 1826 por el Sultán Mahmud II tras la decisión de éstos de asesinar al sultán predecesor y al propio Mahmud II), y 15 mil eran cipayos (caballería de élite incluida dentro de las Seis Divisiones de la Caballería del Imperio Otomano y que normalmente procedía del Magreb, eran una suerte de caballeros feudales medievales); como se puede ver, Mehmed II envío lo mejor que tenía, la élite completa del ejército otomano por todos los frentes para garantizar así su magna victoria.

En los primeros meses de 1452, un ingeniero húngaro llamado Urbano (Orbón) y sus trabajadores (todos húngaros), ofrecieron sus servicios de artillería pesada al emperador Constantino XI, mas éste rehusó los mismos debido a que no contaba con la gran cantidad de dinero que pedían para llevar a cabo la construcción de una defensa de artillería a lo largo de toda la muralla de Constantinopla, así como le ofreció poner a su servicio su "nueva arma". Es de tenerse en cuenta que para dicha época la nación húngara constituía el pináculo de la ciencia de la pólvora, incluso se decía que este pueblo era capaz de jactarse de poder reducir a cenizas las mismas murallas de Babilonia. Pese a ello, el hecho que el Imperio Romano de Oriente no pudiese pagar los servicios de Urbano, demuestra el elevado costo que implicaba el uso de artillería, donde únicamente para su transporte, esta clase de armamento requería de setenta bueyes y 10 mil hombres. Es así que ante la negativa de Constantino XI, el húngaro Urbano optó por ofrecer sus servicios al sultán Mehmed II, quien no reparó en el gasto en que se incurriría, y prontamente hizo responsable al húngaro de la instalación de los 68 cañones en su nueva fortaleza, así como le ofreció los medios necesarios para la fabricación de la nueva arma "creación" del húngaro: un inmenso cañón de nueve metros de longitud, apodado "gran bombarda", el cual medía 26 pies (unos 7.9 metros) de largo y pesaba 20 toneladas. Este cañón podía disparar sin problemas una piedra de 1.200 libras, y requería para su funcionamiento un contingente de al menos 200 hombres. Dicho monstruoso instrumento de artillería fue llevado a las cercanías de Constantinopla empujado por varios cientos de bueyes y auxiliado por un contingente de cien hombres, quienes consiguieron su objetivo a la velocidad de dos kilómetros por día. El gran tamaño de esta colosal arma, unido al tremendo ruido que su transporte provocó, hizo que cundiera el pánico entre los defensores bizantinos, y principalmente entre los pobladores de Constantinopla. A todo este estruendo, se le sumaba el incesante sonido de aquellos que animaban a la batalla con sus tambores y trompetas que se contaban por miles, no cesando de tocar en ninguno de los momentos del asedio turco, además del apoyo de los derviches (miembros del grupo religioso Sufi, aquellos que viven una pobreza mendicante y ascética, indiferente a las posesiones materiales, dedicada al aprendizaje de la religión) que incitaban a destruir la ciudad. El sultán prometió así a sus hombres que de obtener la victoria les otorgaría tres días de pillaje y botín, lo que enardeció mas aún los ánimos de la soldadesca turca, incluso llegó a prometer que nombraría como Bey (en castellano, gobernador) de una de las provincias bizantinas capturadas, a quien destruyese primero parte de la larga y sólida muralla que protegió a Constantinopla por mas de 22 asedios a lo largo de los siglos.

El 29 de Enero de 1453, la ciudad capital se regocijó y tuvo un cierto respiro con el arribo de algunos Caballeros italianos cristianos quienes colaborarían con la defensa de Constantinopla. Entre ellos destacaban Maurizio Cattaneo, los hermanos Bocchiardi y el reconocido noble genovés Giovanni Giustiniani Longo (?-1453), fervoroso católico, político, militar y cónsul de Génova en Crimea (se debe tener en cuenta que el Reino de Génova tal como en Constantinopla con PERA, contaba a su vez con una colonia llamada Kaffa -actualmente llamada Teodosia- en territorio ahora ucraniano), famoso por su pericia para defender ciudades amuralladas de los asedios y por manifestar frente a su desmoralizada tropa cristiana ante las ingentes huestes otomano musulmanas al inicio de la cruda batalla por la defensa de Constantinopla: "Si es necesario morirán por el honor de Dios y de toda la Cristiandad". Este personaje arribó al sitio con setecientos soldados bien armados, cuatrocientos que habla reclutado en su natal Génova, y trescientos alistados en Quíos y Rodas. A fines del mes de Marzo, el inmenso ejército otomano de 80 mil (algunas versiones hablan de 100 mil) hombres, comenzó a avanzar desde la ciudad de Adrianópolis hacia el estrecho del Bósforo, que separa a Europa de Asia; para efectuar toda su defensa Giovanni Giustiniani Longo contaba escasamente con 8000 soldados para defender 22 kilómetros de muralla. Frente al impactante avance otomano, el emperador Constantino IX Paleólogo vio que tras nueve ataques sucesivos de la peste negra en el siglo precedente, Constantinopla habla perdido el cuarenta por ciento de su ya bastante menguada población. Constantino contaba con menos de siete mil hombres para defender la larga y triple muralla que protegia la ciudad capital.

El lunes 02 de Abril, los vigías bizantinos descubrieron las vanguardias del ejército del sultán Mehmed II. El emperador Constantino ordenó inmediatamente que se cerraran todas las puertas de la ciudad, que se destruyeran todos los puentes sobre los fosos, y que se echara una inmensa cadena sobre las aguas del Cuerno de Oro (estuario, parte más ancha y profunda en la desembocadura del Mar de Mármara) para impedir el ingreso de las embarcaciones turcas que se acercaban con inminente peligro. Lo peor aún estaba por venir...

domingo, 15 de junio de 2008

La antigua y turística Villa de Armação de PÊRA

La actualmente nombrada Villa de Armação de PÊRA (Armazón de PERA), es una población que nació como una aldea fundada por moradores de la antigua villa vecina de PÊRA, y deriva su nomenclatura del aparejo que los habitantes de aquella tierra montaban para pescar, siendo esta villa, una eminentemente de pescadores desde tiempos de su creación. Esta villa ha estado desde su fundación, intimamente vinculada con la villa vecina PÊRA, siendo un elemento a destacar, que los historiadores de la zona arguyen que fueron habitantes de la Villa de PÊRA los que hace siglos, fundaron un asentamiento mas próximo a la costa atlántica que les permitiera llevar a cabo faenas de pesca mas productivas y menos laboriosas, al hallar refugio en una zona aledaña a la misma, al menos mas cercana que su pueblo de origen, PÊRA. Es debido a este motivo, que dichos historiadores explican la fundación de Armação de PÊRA en cuanto a la antigua aldea PÊRA, y por ello la influencia tan determinante que ha tenido esta última aldea en el desarrollo y evolución como pueblo y luego villa de Armação de PÊRA, pues la historia de ésta no se halla a sí misma sin que se vea involucrada PÊRA, lo que también se evidencia en que no por nada, la familia Galego (en castellano, Gallego, lo que indica un origen español y mas concretamente de la región de Galicia), que floreció en el Siglo XVII y adquirió gran influencia en en la Villa de PÊRA, también lo hizo tiempo mas tarde y con mayor ahínco en la antigua aldea de Armação de PÊRA. A esta familia perteneció uno de los gobernadores de la fortaleza de Armação de PÊRA, antiguamente llamada Forte de Santo António da Pedra da Galé -construido en el año 1571, siendo construida dentro de dicha fortaleza en el año 1720, la Capilla de San Antonio, patrono de la villa-, el mismo que fue edificado por los antepasados de esta familia para defender a la aldea de los constantes asaltos por parte de los corsarios ingleses, españoles, portugueses, argelinos, nórdicos, turcos y holandeses. Además, como auténtico testimonio de la lucha por la vida diaria de los habitantes de este pueblo, se alzan las murallas del Castillo de Alcantarilla (de origen medieval y utilizado para la defensa de la población, el mismo que fuera reconstruido en los Siglos XVI y XVII, y que actualmente se encuentra en estado de ruinas), tal como muchas otras torres vigías o atalayas, construidas a lo largo de toda la costa sur portuguesa, para la protección de las poblaciones en tiempos de robos, ataques, raptos, pillaje y piratería.

Dicha Fortaleza, la pequeña iglesia -cuya construcción también data del Siglo XVII- y la playa de Armação de PÊRA, donde encallaban las embarcaciones de pescadores, son los elementos originarios a partir de los cuales se desarrollaron las actividades de la ahora villa. En la actualidad, la freguesía de Armação de PÊRA se muestra al mundo como una villa muy cosmopolita, plagada de turistas y visitantes de todas partes de Portugal y Europa, siendo un balneario por excelencia el cual tiene dos caras: una a orillas de la playa, la cual es mas antigua y se muestra mas popular y pintoresca con comercios y coloridos barcos de pescadores (parte de la ciudad que nos puede aproximar mas a la antigua aldea); y otra, mas imponente y moderna con hoteles y comercios que se disputan palmo a palmo dicho territorio al haberse vuelto el mismo un boom para el turismo.

Podemos apreciar, que algunas construcciones en Armação de PÊRA han sido y aún son de un valor histórico muy singular para el crecimiento y renombre turístico de la Villa, éstos son el edificio del viejo Casino, algunas casas de la antigua burguesía silvense (gentilicio para los habitantes de Silves, y esto ya que muchos habitantes de esta antigua ciudad capital, poseían propiedades en Armação de PÊRA debido a la posibilidad de una extraordinaria proximidad con el mar y el descanso y esparcimiento que el mismo proporciona), entre las que destaca el Chalet das Palmeiras (en castellano, Chalet de las Palmeras), así como la iglesia parroquial, el Mirador que se encuentra en la Fortaleza del Siglo XVII en Costa Rochosa, desde donde es un placer para los ojos observar un atardecer, pues se pueden apreciar mil tonos distintos de ocres todos los cuales mueren en los confines del Mar Altántico. Es también un paseo obligatorio, el que se debe hacer en la playa de Nossa Senhora da Rocha, paseo que a lo largo de los años se ha mantenido como un punto de peregrinación del mundo antiguo en épocas anteriores a la invasión islámica, como atestiguan varios hallazgos arqueológicos hallados ahí. Actualmente, en la parte moderna de la villa, se puede hallar explanadas con bares y discotecas que ofrecen una intensa vida diurna y nocturna de diversión, sobretodo en la estación de verano, mientras que en los meses restantes del año, se puede disfrutar con mayor tranquilidad de la riqueza natural de la zona, siendo el mes de Septiembre, el mes de las celebraciones religiosas de la villa.

La Villa de Armação de PÊRA, fue ascendida a tal categoría el 16 de Agosto del año 1991; y obtuvo la certificación oficial de su blasón el cual fue publicado por el Diario de la República Portuguesa el 15 de Febrero del 2000. Dicho blasón consta de un escudo con fondo de color plateado el cual a su vez muestra una red de color negra, sobre los que se muestra un barco de color azul (con dos rayas horizontales, una amarilla y una roja, y un mástil sin elevar), sobre dicho barco se ubica una cruz de color rojo que ostenta en cada ángulo de sí, una bellota dorada con una raíz verde, y bajo el mismo se ubica una PERA con dos hojas en su tallo toda de color verde, asimismo muestra una corona mural plateada de cuatro torres (signo indicativo de que fue ascendida a la categoría de villa), además de un listón blanco con una leyenda en letras negras que dice “Armação de PÊRA”. La simbología de dicho blasón nos expresa lo siguiente: la red y el barco simbolizan la pesca, que ancestralmente ha sido la actividad laboral característica de la villa de los armacenenses (gentilicio para los nativos de Armação de PÊRA); la cruz simboliza a Santo António; y la PERA simboliza y evoca al nombre propio o nomenclatura misma de la villa.

El origen de la etimología de su nombre se puede obtener de una simple deducción, puesto que hace referencia a los dos elementos primordiales en la historia y desarrollo evolutivo de esta población. El vocablo portugués Armação, refiere en castellano al término armazón, con el que se alude a los aparejos que desde hace varios siglos, los pobladores de esta villa, en su mayoría pescadores provenientes de la vecina Villa de PÊRA, utilizaban para la pesca, que siempre ha sido la actividad laboral principal de la ahora villa. Dichos armazones se utilizaban primordialmente para pescar atunes, los que luego se procesaban y comerciaban con las demás aldeas costeras de la zona. El vocablo PÊRA, hace referencia directa al fruto del peral, la PERA; pero en este caso, dicho nombre no devino a la población por el hecho de que allí se cultivara esta fruta, sino fue adoptada porque la mayoría de los habitantes de la villa, provenían o sus antepasados eran naturales de la cercana y de cierto modo “villa matriz” de PÊRA. Es por ello que dicha población, que ahora goza de la categoría de Villa, unió ambos elementos esenciales del devenir de su historia como poblado, y con los años se consolidó el nombre que hasta ahora ostentan: Armação de PÊRA. Es así que aunque aparece una PERA en el blasón de esta Villa portuguesa, ello no nos debe llevar a pensar confusa y erradamente, que se tomó el nombre de este fruto porque allí se le cultivara. Cabe mencionarse, que a veces se ha nombrado a esta villa como “PÊRA de Armação”, al revés de cómo se le nombró siempre, mas ello es sólo un capricho de los diferentes autores que hacen referencia a esta localidad. Algunos no obstante, le atribuyen su toponímia al nombre Armação da Pedra da Galé, que como he indicado en una “entrada” anterior, Pedra da Galé era el nombre que se le daba a un peñasco cercano a la villa (de ahí el término Pedra, en castellano piedra), el cual tenía la forma de la proa de una embarcación típica de las zonas costeras llamada galé. Incluso durante algunos años esta villa fue llamada también PÊRA de Baixo (en castellano, PERA de Bajo), en alusión a la posición que como aldea poseía en relación a su “villa matriz”: PÊRA, que era llamada a su vez PÊRA da Cima (en castellano, PERA de la Cima). Sea como fuere, el origen del nombre de esta villa en todo caso queda circunscrito a las posiciones mencionadas, y dada la historia del villorrio, me inclino por la posición que indica que en un inicio la villa se llamó PÊRA de Baixo, por su posición frente a PÊRA da Cima (actual PÊRA), y que con el inicio de las actividades de pesca y sobretodo debido a la usanza de los armazones (Armação) para la misma, pasó a nombrarse Armação de PÊRA. Sin embargo, aquella es una deducción efectuada por mí luego del estudio e investigación en la historia que les acabo de relatar de esta villa; mas está en cada uno el investigar si así lo desea, y poder obtener sus propias conclusiones sobre el posible origen de la toponímia de Armação de PÊRA.

martes, 10 de junio de 2008

La antigua villa portuguesa PÊRA


La Villa PÊRA, tiene una historia muy antigua si consideramos los primeros asentamientos humanos en el territorio que actualmente le pertenece. Precisamente, en esta zona es donde se han hallado los testimonios mas arcaicos de la presencia humana en el barlovento de la región del sur portugués llamada Algarve, las que antiguamente conformó el denominado Reino del Algarve, y concretamente en el territorio que hoy pertenece a la Comarca de Silves, siendo aquellos testimonios vestigios de ocupaciones humanas a nivel del litoral con cerca de trescientos mil años de antigüedad, por lo que son conocidas como las playas fósiles de PÊRA, todo esto situado arqueológicamente en el periodo de tiempo perteneciente al Paleolítico medio. Con el paso de los siglos, el hombre continuó marcarndo de manera indeleble su presencia en el territorio de la actual PÊRA, esta vez durante el periodo arqueológico situado en el Paleolítico superior, con lo que se pasó de la edad de la piedra astillada a la edad de la piedra pulida, dando así continuidad en el progreso de la civilización en aquellas tierras. Del periodo calcolítico, entre los III a IV milenios a.C., fue identificada una estación al aire libre cerca de PÊRA, en el sitio conocido como las arenas de Boavista (en castellano, Buenavista); de este mismo periodo, merece detacarse el conjunto de los llamados ídolos de PÊRA, datados del III milenio a.C. y compuestos por nueve magníficos amuletos o talismanes calcáreos hallados en el área de la freguesía de PÊRA, y recogidos por un habitante de la zona en la década de 1920. Dichos ídolos de PÊRA, han sido identificados como pequeños instrumentos rituales finamente pulidos en formas variadas que van desde cilindros a formas con marcas antropomórficas, desde 1933 los ídolos de calcáreo de PÊRA se mantuvieron guardados en el Museo Etnológico portgués, siendo recién en el año 2002, que el Museo Nacional de Arqueología de Portugal los recuperó destacando su notable e indiscutible importancia en la proto historia de la Península Ibérica, fecha desde la cual los exhiben como piezas arqueológicas únicas en la zona. Volviendo a la historia de esta región, podemos ver que entre los años 1800 y 1500 a.C., ya habitaban en el actual territorio de la Freguesía de PÊRA, grupos que formaban núcleos poblacionales, aunque reducidos y generalmente pobres, los mismos que se disputaban ardorosamente los escasos recursos naturales que habían en la zona, practicando una economía mixta basada en la extracción de alimentos provenientes de tierra y mar.

Fue entre los Siglos VIII y VII a.C., que se establecieron en la zona los Fenicios, quienes desarrollaron un rol fundamental en el progreso del comercio en la zona, para pasar a desenvolver una cultura propia, pero con influencias ciertamente orientales. PÊRA era en ese entonces territorio integrante de los dominios de los Conios o Cinetes, Turdetanos, Celtas y Tartésicos o (Tartessos), pueblos que realizaban entre sí un comercio pacífico. Fue en el territorio perteneciente a los Conios, que por intermedio del históricamente famoso General cartaginés Aníbal Barca, se fundó el Portus Hannibalis (entre los años 221 y 218 a.C.). Mas la presencia romana se afirmó a partir del año 218 a.C., y más drásticamente con la rendición de Gades (nombre en latín de la actual ciudad de Cádiz - España, llamada Cádiz en lengua fenicia) a Roma, lo que marcó definitivamente el fin del dominio cartaginés en la península, siendo que para el año 202 a.C., el Imperio Romano regía completamente dicho territorio. Se discute mucho sobre la influencia anterior a los romanos en la actual zona territorial que ocupa la Villa de PÊRA, pues se dice que los antecesores de los mismos (pueblos antiguos como los citados anteriormente, y principalmente los cartagineses) construyeron allí una fortaleza de la cual no hay vestigios. Es por ello mas aceptado, que fueron los romanos los primeros en establecerse en dicha región de manera histórica e indubitable, a través de la construcción a manera de una supuesta transformación de dicha primitiva fortaleza prerromana, en una base militar de ocupación romana, servida por un puerto marítimo que sería utilizado para el apoyo a las tropas terrestres, el cual se dice se ubicaba en la ribera de lo que actualmente conforma el territorio de la Villa de Armação de PÊRA (como vemos, ambos territorios han estado unidos desde hace muchos siglos, ello se debe a que esta última villa se dice fue fundada por nativos originario de la Villa de PÊRA), mas la existencia de una fortaleza anterior a la base romana de ocupación es algo que aún no ha podido ser comprobado científicamente, por lo que pocos historiadores de dicha localidad se aventuran a opinar que ambas localidades tienen un origen prerromano. Lo que es ampliamente aceptado, es que fueron colonos romanos quienes desarrollaron urbes en la zona, siendo los mismos cultores por excelencia de la vida en villas, amantes del campo y de la agricultura, quienes ante los tan bellos parajes propios de la región del Algarve, fueron proclives a realizar el cultivo de variadas especies de frutas y vegetales -uvas, olivo, etc., en general frutas que se desarrollan mejor en el clima mediterráneo, como por cierto lo es la PERA- y desarrollaron la agricultura de dichas frutas en la zona sur de la actual Portugal. Estos colonos romanos dejaron vestigios de su influencia en la actual PÊRA, donde se han encontrado fragmentos de mosaicos y tierra asentada, que presuponen la existencia de una antigua villa, sobre la que posteriormente se fundó PÊRA. Es así, que los principales historiadores y arqueologos de dicha zona de Europa están plenamente de acuerdo en que efectivamente fueron colonos romanos los que -como en muchas otras zonas de Europa, África y Asia- fomentaron los intercambios comerciales, la circulación de la moneda, la creación de los famosos acueductos, calles y puentes romanos. Es por ello, que algunos historiadores indican la existencia de vestigios de grandes construcciones romanas y conglomerados poblaciones romanos en PÊRA, lo que de comprobarse pasaría a constituir el primer núcleo poblacional de dicha villa, y asimismo se confirmaría que dicha villa tiene un origen romano. Luego de la conquista de la península por el emperador Augusto, hubo un periodo de total paz que propulsó el desarrollo de dicho territorio por cerca de doscientos años; no obstante ello, las revueltas iniciaron luego de dicho periodo de tranquilidad, las guerras civiles volvieron y se vieron acrecentadas por la caída del Imperio Romano de Occidente. Para el año 624 de nuestra era, los visigodos (pueblo de origen germánico de la rama occidental de la nación goda, de la que se dice tiene origen en una de las muchas tribus a las que los romanos llamaban bárbaras, y de la que se cree que probablemente deban su nombre y origen a la actual región sureña de Suecia: Götaland), dominaban todo ese territorio, para perderlo tras la invasión musulmana en el año 711.

Entre el fin de la posesión del Imperio Romano del territorio de PÊRA ,y los primeros siglos de la Edad Media (entre los Siglos V y XV d.C.), nada se habló de dicha población o de toponímicos parecidos en la zona. Fue con la invasión de los musulmanes al territorio de Algarve, que los mismos comenzaron a renombrar los lugares, localidades, sitios y ciudades que hallaban a su paso. Verbi gratia, es el nombre de la Villa algarveña de Alcantarilha (en castellano, Alcantarilla) que significa “puente pequeño”, y que posiblemente fue llamado así por los invasores islámicos por haber encontrado allí un pequeño puente construido por los antiguos colonizadores romanos de la zona, ya que el vocablo mozárabe para puente es al-qantarâ. Es posible que en la zona vecina de la actual PÊRA ya existiese a la llegada de los islámicos una fuente o sobretodo un pozo (ya que en el territorio de la actual Villa de PÊRA existen numerosos pozos que datan de la ocupación romana en la zona) construido por los colonos romanos, el cual en árabe se traduce como bi’ra. Con la posterior re-latinización de la zona (cuando se dio la reconquista de dicho territorio por el Rey Sancho I de Borgoña, quien lo recuperó para el credo cristiano católico), es posible que el término bi’ra musulmán, haya sido rebautizado por los nuevos habitantes cristianos católicos de la zona, con el vocablo latín Pira, que fonéticamente se parece en alto porcentaje al árabe bi’ra. Pira en latín, indica el fruto del peral, la PERA. Es así que probablemente se pudo originar la toponímia con la palabra Pira que luego sería traducida al portugués como PÊRA (idem en cuanto a significado en lengua castellana), y que serviría de base para la toponímia de dos localidades de dicha zona: la Villa de PÊRA y la Villa de Armação de PÊRA. PÊRA, en caso de que esta suposición de origen sea cierta, vendría a traducirse como “el sitio del pozo”, o quizás de modo distendido "el sitio de la fuente" (siendo el pozo a su vez una fuente), del cual se abastecía de agua la población que habitaba en dicha zona y que haría surgir la leyenda del "poço de PÊRA" (en castellano, pozo de PÊRA) que detallaré mas adelante, por lo que vemos que dicha toponímia entonces no vería explicada su origen en el fruto de la PERA en sí mismo. Sobre la vida medieval de la Villa de PÊRA no se sabe casi nada, tanto en la época del dominio morisco, como en tiempos de la reconquista cristiana de la península, siendo que a mediados del Siglo XII, dicha villa pasó a ser parte de la vecina freguesía de la Villa de Alcantarilla, hasta que pasó a conformar un territorio administrativo autónomo, como ya se ha mencionado, en el año 1683; por lo que hasta hoy es muy discutible la real antigüedad primitiva de la Villa, cuyos orígenes están ciertamente ligados a la pesca y a los armazones (en el sentido de instrumentos como de defensas) medievales de Pedra da Galé (en castellano, Piedra de Galé).

El primitivo pueblo de PÊRA, tuvo por ello una fundación en fecha incierta, la cual fue probablemente efectuada por pescadores de la vecina población de Alcantarilla, que a lo largo de la playa, en el sitio llamado Pedra da Galé (topónimo ligado al peñasco allí existente que tenía una forma de proa de una nave marina o galé), montaban armazones para la pesca del atún, herencia de una práctica de pesca ancestral. Allí comenzó a edificarse una pequeña aldea, en el sitio que era mas seguro y mas alejado de la mirada de los piratas, que constantemente asaltaban a los pueblos costeros, raptaban y violaban a las mujeres y vendían a los jóvenes y niños como esclavos. Así, con el paso del tiempo, aquella aldea formada por nativos alcantarilleros, se comenzó a llamar PÊRA, palabra que quizás pudo también tener un origen en una posible corrupción y contracción de la nomenclatura portuguesa Pedra da Galé, que tal ves pasó a contraerse y llamarse simplemente PÊRA (algunos filólogos afirman que es probable también que la toponímia PÊRA derive de una afirmación de la posible nomenclatura árabe de la zona, bi’ra). Es así que situar inclusive un siglo exacto de la existencia de dicha villa como un aglomerado poblacional es difícil, lo que se sabe con certeza es que para mediados del Siglo XVI ya existía la aldea con ese nombre: PÊRA. Ello se conoce fehacientemente, porque dicho nombre está referido en una carta geográfica antigua que refiere el territorio del Reino de Portugal y sus regiones limítrofes hallado en la antigua ciudad italiana de los canales, Venecia, y que data del año 1561. La ubicación geográfica de PÊRA se atribuye al famoso mapa de Fernando Álvaro Secco, cartógrafo y geógrafo del Siglo XVI. En dicho documento, aparece la entonces aldea de PÊRA como un punto de referencia, lo que habla de la importancia de aquella población, mas Secco ubica en su mapa incorrectamente a PÊRA en un lugar que no le corresponde, pues la sitúa en la margen derecha de la ribera en el lugar que ahora ocupa la Villa de Armação de PÊRA, así como ubica a la vecina Villa de Alcantarilla, en el lugar que le correspondía a la actual Villa de PÊRA; no obstante dicho error, aquel es el primer acercamiento cartográfico a esta villa, pues antes de ello no se han encontrado mapas que la ubiquen, a pesar que muchos suponen que Secco se basó en mapas mas antiguos para efectuar el suyo en el Siglo XVI. Cabe destacarse que algunos importantes personajes estuvieron ligados desde épocas antiguas a PÊRA, podemos citar a la familia Toscano (Pero -en castellano, Pedro- de Almeida Toscano, caballero hidalgo de la casa real), un descendiente suyo de similar nombre era propietario en PÊRA; al igual que la familia Cabral descendientes de Pero Anes Cabral, portero del Rey Alfonso III de Borgoña -apodado el reformador-, en 1271, quienes fueron Señores do Morgado das Relvas en la en ese entonces aldea PÊRA.

Lo que fortalece la idea de un origen basado en un pozo de agua "buena y mala", es la leyenda del antes referido y llamado “pozo de PÊRA”, mito que fue todo un marco referencial para los itinerarios realizados en Algarve a lo largo de varios siglos, de lo que tenemos como prueba la “Corografía del Reino de Algarve” publicado por Silva Lopes en el año 1841, quien para trazar el itinerario entre el distrito de Faro y el Cabo de San Vicente, indica un camino por donde después de la ciudad de Albuferia, pasando por la Orada y después del pozo de Pixorro, el viajante encontraría “a poca distancia un pozo de PÊRA con tanque; aquí hace un camino de tres ramos, a la izquierda para PÊRA da Armação, a la derecha para PÊRA y Alcantarilla, o el que tomas cuando la ribera da oportunidad”. Un testimonio contemporaneo al mapa de Secco, es una carta del año 1559 enviada por el capitán Pedro Da Silva, a la Reina de Portugal Catalina de Austria (1507-1578), en la que relata un desembarco de piratas turcos en el Vale de Olival (actual Villa de Armação de PÊRA), en el que saquearon la aldea de Canelas y avanzaron para hacer lo mismo en las aldeas de Alcantarillas y PÊRA, siendo sólo detenidos por la poblaciones de dichas aldeas, y los de Porches-o-Velho, Porches-o-Novo, Lagoa e Silves. Por aquel documento se sabe que a mediados del Siglo XVI, la ciudad de Alcantarilla tenía cerca de doscientos vecinos, PÊRA treinta y Canelas veintisiete. Constituyendo escasamente treinta familias, los pobladores de la antigua aldea de PÊRA ondeando su bandera y armados de valor salieron a defender a su pueblo y las aldeas vecinas, enfrentándose a los invasores turcos (calculados en cerca de un millar, y llegados en tres Galé). De ello se puede observar la vida difícil que tenían los habitantes de PÊRA y de las aldeas vecinas, siempre estando en guardia por el probable ataque de corsarios; el relato del capitán Da Silva es sobrecogedor cuando refiere que aquellos pobladores vivían perennemente con miedo, desesperados, por lo que apelaban a la Reina Catalina de Austria para que concediese la construcción de una fortaleza que los protegiera, inclusive para lograr el asentimiento de la reina, le enviaron a la misma con el Capitán Da Silva, un recado en el que ellos se comprometían a construir sus casas donde ella ordenara la construcción de una fortaleza. Fue así que se construyó la Fortaleza de Nuestra Señora de Rocha, cuya existencia data de las últimas décadas del Siglo XVI, logrando que los habitantes de PÊRA y de los pueblos aledaños se sintieron más seguros, lo que aumentó el número de pobladores que pasó en PÊRA a ser de treinta a ochenta familias. PÊRA era así una aldea que en un principio vivía tímidamente a la sombra de la aldea de Alcantarilla, que era más grande, no obstante nunca perdió su individualidad, sus diferencias e identidad propia, factores que a lo largo de los siglos generaron rivalidades con la sede de la feligresía mayor. A su vez, Henrique Fernandes Sarrão, en su libro “Historia del Reino de Algarve”, publicado en 1600, refiere que PÊRA es uno de los doce lugares de la ciudad de Silves; el mismo Fernandes indica en dicha publicación, que “…a un cuarto de legua (de Alcantarilla) para el sudoeste, está la costa del mar de Armação da Pedra da Galé, a lo largo de un pequeño río…”, además afirma “…los perenses (gentilicio para los nativos de PÊRA) de ochenta moradores tienen muchas higueras, tierras de pan y viñas, mas rentables que los armazones de pesca…”. Las armações de PÊRA, sólo obtuvieron una mayor relevancia en el Siglo XVII, cuando estuvieron a cargo de la familia Galego (en castellano, Gallego). Mas las actividades de pesca no le rendían a la población de PÊRA como para montar un negocio rentable además de su diaria subsistencia, por lo que se empezaron a dedicar a la agricultura. A lo largo de los Siglos XVI en adelante, los pitaras turcos eran una gran preocupación para las poblaciones costeras del sur del Algarve, dicha piratería proveniente de las regiones norteñas de África eran a menudo consideradas como turcas, cuando en realidad la gran mayoría eran de orígenes argelinos; no obstante ello, muchos de los corsarios que acosaban a los pueblos del sur de Portugal eran de origen europeo. Para las primeras décadas del Siglo XVII, las murallas de Alcantarilla, que fueron construidas en el año 1573, no servían ya de defensa frente a la costa, como afirmó el ingeniero Alexandre Massaii en su “Descripción del Reino de Algarve”, publicado en 1621, por lo que las poblaciones de dicha ciudad y de PÊRA se encontraban desprotegidas; es de tener en cuenta que Massaii disntigue claramente entre la Aldea de Alcantarilla y la de PÊRA, donde asevera que la población de esta última creció a lo largo de la llamada “Ensenada de PÊRA”, la que se configuraba como una vasta área desprotegida y por lo mismo, apetecible para los piratas. En el año 1641, un navío de corsarios turcos y beréberes, embistió la armação da Pedra da Galé, mas el mismo fue repelido por los barcos guarda costas dispuestos por la reina. Tanto PÊRA como Armação de PÊRA, estuvieron durante varios siglos bajo la dependencia administrativa de Alcantarilla; siendo que los orígenes de Armação de PÊRA, como su nombre lo indica, estuvieron relacionados con los armazones de atún de Pedra da Galé, pertenecientes a PÊRA. Con el paso de los años, la aldea PÊRA creció y se independizó de Alcantarilla en el año 1683, fecha a partir de la cual, comenzaron a “brotar” diversos poblados pequeños a su alrededor, los que tomaron diferentes nombres tales como: PÊRA de Baixo (diferenciándose de PÊRA de Cima), Armação de Baixo, PÊRA da Armação, Santo António da Pedra (da Galé) y Santo António de PÊRA. La aldea de PÊRA de Baixo no pasaba de ser una modesta estancia de pescadores, constituida por cabañas cubiertas por techos de juncos. Con referencia a Santo António de PÊRA, en el año 1841 Silva Lopes refirió “… una aldea y el fuerte arruinado de Santo António de PÊRA”. Sin embargo, algunos de estos subvillorios se desarrollaron en el tiempo, y en el año 1933, Armação de PÊRA fue disociada de Alcantarilla (tal como lo hizo PÊRA siglos antes, en 1683), y empezó a constituir una freguesía independiente, lo que no significó la muerte del toponímico PÊRA de Baixo, el mismo que fue recuperado por la población de Armação de PÊRA que habitaba en la parte baja de la villa, al sudoeste, para contraponerse a PÊRA de Cima, que correspondía a la parte antigua de la misma, llamada PÊRA, tal como se refiere en diversos mapas de la época. En los últimos veinticinco años del Siglo XVII, floreció en PÊRA la rica e influyente familia Galego de Lagos, de la cual sólo se sabe sobre sus orígenes que toponímicamente emigraron de Galicia – España. A los Galego perteneció un armazón de atún de PÊRA y el gobierno de la Fortaleza de San António de PÊRA, propietarios de la misma por haberla construido João Galego Cabeceiras, quien la edificó a su costa para la defensa de los asaltos moros en 1601. Su hijo, João Galego, Capitán y Gobernador de PÊRA también fue Señor de dicha Fortaleza en el año 1689. A ésta familia, también se debe la construcción de la Ermita de Santo António (actual ermita de Nossa Señora dos Aflitos), por lo que los Galego dominaron por su prestigio e influencia la vida de la Villa de PÊRA y de su fortaleza, desde mediados del Siglo XVII, siendo reparado el Fuerte de Santo António al año siguiente del terremoto que asoló Portugal en 1755, por influencia de esta familia. Por todo ello, durante mucho tiempo la dinastía de los Galego fueron gobernadores de PÊRA y de su Fortaleza, aunque también fueron conocidos como autoridades en Armação de PÊRA.

Como he mencionado, fue en el año 1683, durante el reinado de Pedro II de Portugal, apodado el pacífico (1648-1706), el territorio de PÊRA gracias a la acción del obispo de Algarve, José de Menezes, fue separada de la dependencia administrativa que tenía frente a la aldea de Alcantarilla, ello debido a que dicha última aldea era mas grande y contenía a una mayor cantidad de población. Así, PÊRA pasó a constituir una nueva freguesía o feligresía. PÊRA integraba un reducido número de nuevas freguesías que habían sido creadas a partir del año 1617, adquiriendo con la mencionada separación la tan ansiada independencia administrativa y autonomía política y pasó, conjuntamente con Alcantarilla, a ser parte del consejo de Albufeira, dejando de pertenecer al consejo de Silves. Los motivos que llevaron al citado obispo a efectuar y ejecutar dicho cambio, aún no han sido revelados fehacientemente, más se tiene la creencia tradicional, que fueron los propios habitantes de PÊRA los que por voluntad misma le pidieron al clérigo dicha desmembración, esto debido a sus deseos de autonomía así como por razones prácticas, ya que muchas veces en invierno cuando el frío arreciaba, se veían imposibilitados de acudir a efectuar el culto cristiano católico a la Iglesia parroquial de Alcantarilla, ya que a pesar de que existía un puente, el río se desbordaba lo que impedía totalmente el acceso a la mencionado templo. No obstante los motivos señalados, también se baraja la posibilidad algo evidente, que la familia Galego haya efectuado cierta presión para que el consejo de Silves perdiese peso en tanto la freguesía de PÊRA (en la cual tenían completo dominio e influencia económica y política) pasaría a integrar el consejo de Albufeira, donde los Galego comenzarían a ostentar un mayor poder dadas sus relaciones familiares. Los lazos familiares se extendían por los que ejercían el dominio sobre las fortalezas costeras, siendo un ejemplo de ello la unión entre las familias Galego y Soromenho, con intereses en las villas de PÊRA y Alcantarilla respectivamente. Creada la freguesía de PÊRA, se estableció que su santo patrono sería el Divino Espírito Santo, en función a la ermita de la aldea con la misma invocación, que pasó a funcionar como la iglesia parroquial. Recién en 1683 surgirían los primeros registros parroquiales de bautismos, matrimonio y defunciones ocurridos en la aldea, lo que dio paso además, al inicio de una nueva religiosa adminitrativa ya que los documentos anteriores eran parte de los registros de la aldea de Alcantarilla. El terremoto de 1755 causó grandes destrozos en PÊRA, no obstante, la peor parte la llevó PÊRA de Baixo (aldea mas cercana al mar y actual Armação de PÊRA), ya que el océano Atlántico ingresó tres kilómetros adentro de la costa, matando a ochenta personas y dejando únicamente una casa en pie. A partir de las ruinas de la ermita del Espíritu Santo, se construyó la Iglesia Matriz en el año 1805. Poco es sabido sobre la historia de PÊRA desde que pasó a formar parte del consejo de Albufeira, desde finales del Siglo XVII y a lo largo del XVIII. A pesar que PÊRA se separó de Alcantarilla y de Silves, siguió estando unida a ambas por lazos comerciales muy intensos, que empezaban a centrarse en la agricultura de higueras y cereales y la vinicultura, pasando los armações (en castellano, armazones) de pesca a ser un elemento cada vez menos popular entre los habitantes de la aldea. Los armações de PÊRA no duraron mucho, pese a que la llegada de João Galego a la gobernación de PÊRA supuestamente iba a proveer de una mayor seguridad a las poblaciones frente a los ataques de piratas, estos continuaron dándose, y ello se evidenciaba que existían vastas tierras cercanas a la ribera marítima que podían servir para la siembra, estas no eran utilizadas.

Para 1808, PÊRA continuaba siendo un villorrio no muy denso demográficamente hablando. Verbi gratia de ello, es que dicha aldea contribuyó con sólo siete caballos para el ejército portugués que combatía las fuerzas francesas de invasión de Napoleón Bonaparte. En el año 1836, luego de pasados 153 años de la creación de la freguesía de PÊRA, la misma se volvía a incorporar al consejo de Silves, y se unió nuevamente a Alcantarilla (dicha re-unión no fue pacífica y varios intelectuales de la época consideraban la misma como un error; Estácio Da Veiga opinó en dicho momento que era absurdo que las freguesías de PÊRA y Algoz pasaran a ser parte del consejo de Silves). Por Decreto del Ministerio del Reino de Portugal, fechado el 10 de Diciembre de 1867, las freguesías de PÊRA y Alcantarilla se incorporaban al consejo de Lagos, y la aldea de Porches pasaba a integrar el territorio parroquial de PÊRA; no obstante, al mes siguiente se dio un nuevo Decreto que revocaba el anterior y dejaba sin efecto la circunscripción realizada, aunque se mantenía a PÊRA dentro del consejo de Silves. Sin embargo, en 1875 dicha villa volvería a ser totalmente autónoma e independiente.

La aldea de PÊRA, fue nombrada Villa el 19 de Abril del 2001, y la misma se mantiene como una pequeña localidad situada a unos doce kilómetros de la ciudad de Silves, Comarca a la cual además pertenece, teniendo actualmente cerca de dos mil habitantes. Como hemos mencionado, hay versiones que dicen que originariamente su nombre era “PÊRA de Cima” (con idéntica traducción al castellano), nomenclatura que usaba el pueblo para distinguirse de la cercana población de Armação de PÊRA (en castellano, Armazón de PERA), que en aquellos tiempos también poseía un nombre distinto, llamándose PÊRA de Baixo (en castellano, PERA de Bajo), lugar donde vivían los pescadores que construían sus armazones de pesca usados en la costa mediterránea-atlántica. Por todo lo mencionado, podemos observar que la historia de la ahora Villa de PÊRA ha estado vinculada inseparablemente con los pueblos vecinos de Alcantarilla, pero sobretodo con la aldea de Armação de PÊRA, con la cual no sólo han compartido de cierta manera una toponímia muy similar, sino además lazos históricos sociales y de comercio. Actualmente, la Villa de PÊRA posee dos iglesias: la parroquial y la de San Francisco de PÊRA; destacando en la primera los azulejos, los retablos barrocos del altar mayor y las capillas laterales de la sacristía representativos de la talla dorada portuguesa. En la Iglesia de San Francisco, la misma que es la Iglesia matriz de PÊRA construida en el Siglo XVIII, destacan una talla dorada del Siglo XVIII, pinturas de la capilla mayor y las telas del afamado pintor Algarveño José Joaquim Rasquinho. En cuanto a la Villa en sí, podemos decir que su trazado urbano se caracteriza por contener callejuelas estrechas y callejones, lo que revela el origen tan antiguo de la localidad; en épocas mas recientes se construyeron algunos edificios que datan del Siglo XIX e inicios del XX, los que arquitectónicamente muestran un deseo de lograr una bella estética urbana, la que como resultado otorga a este pequeño y pintoresco villorrio del extremo sur de Portugal, una belleza única. Su paisaje es típico del litoral de Algarve, y el mismo se ve dominado por una faja costera baja y linear, cuya fisonomía tiene las características propias de toda población vecina de las costas mediterráneas asociada a su posición ad portas del Atlántico, todos estos han sido factores que han condicionado por siglos la ocupación de sus habitantes. Su clima es mediterráneo y subtropical. A su vez, la Villa de PÊRA se constituye actualmente por los siguientes lugares: Areias de PÊRA (en castellano Arenas de PERA), Arroteias, Arrancada, Benagaia, Centieiras, Fonte Negro, Lavega, Mesquita, Montes Raposos, Relvas, Rogel, São Lourenço do Palmeiral, Torrinha, Vale de Margem y Vales de PÊRA (Valles de PERA).

El blasón y la bandera de PÊRA fueron publicados en el Diario de la República Portuguesa por primera vez el 02 de Noviembre del 2002, constituyéndose por un escudo de plata donde figura un círculo con aureola roja que contiene una paloma del espíritu santo en plata, patrona de la freguesía, dos algarrobos de negro unidas por un ramo verde y un racimo de uvas púrpura rodeado de una hoja verde (lo que identifica las producciones tradicionales de la villa), junto con tiras ondeadas verdes y plateadas que simbolizan la costa marítima, una corona mural de plata con cuatro torres (lo que indica “villa”), y finalmente un listón blanco con la leyenda en negro con las palabras en mayúsculas: PÊRA – SILVES, imponiéndose así el nombre de la freguesía ya que existen otras localidades portuguesas con el mismo o similares topónimos.

Finalmente, puedo decir luego de esta extensa reseña histórica de la Villa PÊRA, que la misma debe su toponímia a dos posibles orígenes. Uno que deviene luego de un ejercicio lingüístico el mismo que indica que en el actual territorio de dicha villa, se encontraba un pozo, el mismo que cuando la región fue conquistada e invadida por los musulmanes, fue tomado como elemento referente para renombrar la zona, a la cual le otorgaron el nombre árabe de bi’ra (en castellano, pozo). Al ser reconquistado dicho territorio por los cristianos, los mismos también efectuaron un cambio de nombre de las zonas y localidades que habían sido dominadas por los islámicos, por lo que al oir que dicha zona era llamada bi’ra, les sonó fonéticamente muy parecido al vocablo en latín Pira, que indica PERA, fruto del árbol del peral, por lo que los cristianos que reconquistaron y rebautizaron dicho territorio, optaron por llamar Pira a aquel pedazo de tierra. Con la llegada del uso de la lengua lusitana a la zona, se tradujo literalmente el nombre de la misma del latín Pira, al portugués PÊRA, que en castellano significa PERA. La segunda teoría, indica que la nomenclatura PÊRA deviene del nombre de un territorio cercano a la ahora villa, el cual se llama Pedra da Galé, pues dicho terreno que es un peñasco, se dice es parecido a la proa de un barco (galé), por lo que PÊRA sería una contracción del nombre Pedra da Galé, en simplemente PÊRA, lo que de ser cierto eliminaría toda posible ligazón de dicha nomenclatura con la fruta PERA, en ese sentido no es la primera localidad en la que la toponímia PERA se ve ligada al vocablo petra o pedra, que en castellano indica piedra. Actualmente existe poco menos de doscientas personas que según la guía telefónica de Portugal, ostentan el apellido PÊRA y PERA, en ambas versiones. No podemos saber quienes de ellos mantienen una ligazón ancestral con la Villa PÊRA de la región de Algarve, así como tampoco podríamos comprobar fehacientemente que aquellos con apellido PÊRA o PERA y que además provienen de la región del Algarve, deriven su apellido de la toponímia antes mencionada, aunque ello sea altamente probable son sólo estimaciones, las cuales quizás únicamente se podrían corroborar, de realizar una exhaustiva investigación en los archivos eclesiásticos y civiles de la Villa PÊRA, y con ello poder evidenciar que existen algunas personas inscritas ahí que muestran dicho apellido. Quizás sólo en dicho caso, podriamos dar una respuesta al 99% segura que el apellido de aquellas personas o perenses (gentilicio de los nativos de PÊRA), fue tomado directamente de la toponímia de dicha Villa.

 

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