sábado, 25 de julio de 2009

Sobre una hipótesis de un origen cripto-judío del apellido PERA - Parte I: algo de la historia sefardí

(Mapa base tomado de http://www.upcomillas.es/personal/jmmoreno/cursos/Esser/Geografia/geografia.htm)

En esta "entrada", intentaré seguir los ratros de una hipótesis de procedencia histórica del apellido PERA, la cual llegó a mí a través de un intercambio de información respecto al apellido, el mismo que realicé con la Sra. Carmen PERA, ciudadana española natural de Sevilla, Andalucía-España.

Hace poco mas de un año, pude mantener comunicación vía e-mail con la persona mencionada en el párrafo precedente. En concreto, hablamos respecto a las hipótesis de los posibles orígenes históricos-etimológicos-lingüísticos que ambos manejabamos sobre el apellido PERA, que tanto ella como yo hemos investigado. Dentro de las múltiples referencias que en aquella ocasión me efectuó la Sra. Carmen, una de ellas atrajo mi atención particularmente, puesto que nunca había barajado dicha hipótesis como una posibilidad de procedencia posible de mi apellido, ya que jamás he encontrado ningún indicio que me llevara a pensar en ello, tanto porque de modo comprobado y basándome en documentación oficial, mi familia, por la rama PERA, tengo la certeza que desde hace al menos tres siglos, ha profesado la fe cristiana, y en específico el credo católico-apostólico-romano; como también porque al menos por la información que tengo de otras familias de apellido PERA con las que he mantenido contacto, y he intercambiado información (que no han sido pocas), todas pertenecen al mismo credo religioso que la mía, el 100% sobre 100%. Por ello, ante la hipótesis de una posibilidad de origen sobre un origen sefardí y consiguientemente cripto-judío del apellido, me sentí entusiasmado por develar los misterios que esta nueva vertiente de investigación me planteaban, y de dicha indagación, profunda tanto como el acceso a bibliotecas y diversas fuentes bibliográficas me han permitido, he podido llegar a la siguiente conclusión.

Para empezar, en esta primera "entrada" sobre este tema debo definir algunos conceptos básicos para poder comprender a cabalidad la presente hipótesis. ¿Quiénes son sefardíes?, ¿qué es un cripto-judío?, ¿cuál es la historia del pueblo sefardí? Sefardíes son aquellos judíos que emigraron, según leyendas, a la península ibérica entre diez y cinco siglo antes de Cristo. Una primera versión indica que dichos judíos llegaron a las costas peninsulares españolas en barcos del mítico y último de los únicos tres reyes de las doce tribus de Israel, el Rey Salomón en el Siglo X a.C., quien incentivó el viaje de algunos comerciantes israelitas en conjunto con naves de origen fenicio, las que por motivos de comercio mantuvieron contacto directo con puertos y primitivos asentamientos localizados en las costas ahora españolas y portuguesas. La presencia de comerciantes fenicios en aquellos territorios es indiscutible, puesto que incluso fueron ellos quienes fundaron la antigua ciudad y puerto de Gadez o Gádir, actualmente Cádiz-España, mas como he referido, la presencia de viajeros proto-judíos en estas primeras épocas aún es solo una hipótesis. No obstante, según esta leyenda sería de esta manera que arribaron los primeros israelitas al territorio hispano, y con el paso de los siglos posteriores, ellos conformarían la base del pueblo judío que habitó tanto en España como en Portugal; estos judíos peninsulares fueron denominados sefardíes, haciendo alusión a que en la actual Iberia se encontraba la mítica ciudad bíblica Sefarad, denominándoseles así en diferencia a los judíos que habitaban en reinos del centro y oriente de Europa (principalmente Rusia, Polonia, Alemania, Ucrania y Francia) zona llamada por los judíos como Askenaz, por lo que los judíos de dichos territorios fueron llamados ashkenazim (askenazíes). Así a los judíos de la península ibérica se les llamó sefardíes y a los de el centro y oriente de Europa askenazíes, siendo esta diferenciación no solo en cuanto a su lugar de procedencia, sino especialmente en cuanto al tipo de ritos y costumbres que practicaban religiosamente, así como en cuanto a su lengua.
Una segunda versión de esa misma llegada es algo distinta, mas de cierto modo convalida la primera. Esta segunda teoría refiere que el primer asentamiento judío en Hispania, se dio tras la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor II, el mas célebre gobernante babilónico, quien según cuenta la historia fuera quien invadiría y destruiría la "ciudad santa" entre los años 586-587 a.C. dado que los ciudadanos del Reino de Judá se rebelaron contra dicho monarca, este decidió reprenderlos contra su actitud, por lo que gran parte de la población judía fue deportada a Babilonia, mas algunos lograron escapar a tiempo, y encontrar cobijo como "refugiados" en la tierra penínsular europea que siglos antes ya había sido ocupada por otros compatriotas llegados con los fenicios. Como he indicado, todo esto queda como leyendas, pues no existe ningún documento o investigación que hayan podido comprobar la veracidad de las mismas. Frente a estas dos versiones, la gran mayoría de historiadores se inclinan por pensar que la real migración judía a Hispania se dio cerca del año 70 d.C. cuando cundió la diáspora judía por tierras del Mar Mediterráneo, tras la destrucción de Jerusalén por el Emperador Romano Tito Flavio Sabino Vespasiano, y tras el inicio de la guerra del Reino de Judea contra el Imperio Romano, por lo que es de preveer que los primeros judíos hayan arribado a tierras peninsulares hispánicas en el Siglo I d.C. En consecuencia, sefardíes son todos aquellos judíos que hasta hace poco mas de cinco siglos, vivieron en el territorio del Reino de España y el Reino de Portugal; y digo poco mas de cinco siglos puesto que las comunidades judías fueron expulsadas en su totalidad de ambos reinos en los años 1492 y 1497, respectivamente. En acto similar al que ya se había dado en el año 1290 cuando Inglaterra expulsó a los judíos asentados en los dominios de su reino, hasta que estos retornaron en 1525 y de modo legal desde mediados del Siglo XVII según se ha estimado; o a la expulsión dada por el Reino de Francia, tras varios intentos, en el año de 1391.

Ahora bien, tenemos que desde el Siglo I a.C. los asentamientos judíos en la península ibérica progresaron, crecieron, se desarrollaron y como es fácil de preveer, las comunidades sefardíes cada vez tuvieron un mayor número de miembros que con el paso de los siglos se fueron asimilando progresivamente a las demás culturas con las que compartían dicho ámbito territorial, y con las que sin llegar a perder su esencia tradicional, y con un mestizaje leve, tuvieron contacto e intercambio de cultura. Tales es así que para épocas de la Edad Media y hasta los años de su expulsión, muchos judíos mantuvieron y ostentaron altos cargos ejecutivos, administrativos, comerciales y hasta gubernamentales, trabajando para los diversos monarcas de los reinos peninsulares, y con la unificación de los mismos tanto en el Reino portugués como español, pasaron a ofrecer y prestar sus servicios ampliamente conocidos en cuanto a proliferar el comercio e intercambio en ambas monarquías. Pese a ello, dicha situación era la de algunos judíos, la gran mayoría de los sefardíes se ganaban la vida desarrollando labores de algún oficio como panadero, carnicero, tejedor, tintorero, sastre, peletero, zapatero, peluquero, perfumista, orfebre, artesano vidriero, herrero, carpintero, talabartero, etc. por lo que se aprecia que el grueso de la masa sefardí si bien no ostentaban riquezas, era gente que se ganaba la vida con su trabajo diario. No obstante, pronto las artes judías para hacer dinero comenazaron a ser bien reconocidas y utilizadas por numerosos monarcas de Europa, quienes contrataban a sefardíes para llevar a cabo la acuñación de monedas, la contaduría y la administración del tesoro real, así como éstos les hacían préstamos con intereses tanto a reyes como a funcionarios reales, a miembros del clero cristiano e iglesias, a municipios y a individuos particulares. Con el mayor influjo y "cristianización" de los reinos europeos y principalmente de aquellos que en siglos anteriores habían sido parte del Imperio Romano, como ya es conocido, los monarcas de España decidieron expulsar a la comunidad judía de sus dominios territoriales, con lo que se les dio un plazo para salir de dicho reino. Posteriormente, el Reino de Portugal, que por un tiempo dio cobijo a muchos de esos sefardíes expulsados de España, también decretó la expulsión de los mismos. Así, en un lapso de cinco años, la totalidad de miembros de las comunidades sefardíes fueron expulsados por decretos reales de toda la península ibérica.

Por ello, en ambos reinos ante la inminente expulsión por su credo y nacionalidad, los sefardíes fueron "invitados" o compelidos a renunciar a su fe y convertirse así al cristianismo bautizándose (y si ello no era de su agrado, a evacuar el territorio español), y con ello comprometiéndose a reconocer a Jesucristo como el mesías, para poder permanecer en el territorio hispano. Un buen porcentaje de sefardíes accedieron de este modo al bautizo, y al cambio de religión a condición de que se les permitiera permanecer en sus hogares; muchos se convirtieron entonces de manera honesta y verdadera al cristianismo, y dejaron por completo atrás sus prácticas religiosas judaicas, y por lo tanto, también al bautizarse se vieron en la necesidad y obligación de cambiar sus nombres y apellidos judíos (casi siempre estos apellidos eran de origen patronímico como Benchimol, Benathan, Ibn Ezra, Ibn Gabirol, Ibn Nagrella, Abenabram, Abendavid) a nombres y apellidos cristianos, adoptando para tal efecto, los apellidos españoles de sus padrinos cristianos, otros que hacían referencia a su nueva creencia en la fe cristiana (como De la Cruz, Cruces, Santos, etc), o finalmente y los mas comunes, aquellos que se influenciaron por la toponímia de las ciudades, aldeas o pueblos en los que habitaban, así no era difícil hallar judíos sefardíes conversos con apellidos como Aragón, Toledo, Toledano, Sevilla, Castellano, Navarro, Évora, Lisboa, Valenciano, Segoviano, etc. Incluso, de la mixtura de las culturas judía y cristiana, se crearon apellidos únicos, que demuestran claramente dicha mezcla tales como Abengonzalez (formado de la conjunción clásica judía Aben- que significa "hijo de" y el patronímico español con sufijo -ez neto español, como lo es González formado con el nombre Gonzalo); Abenmanuel (formado de Aben- y Manuel, típico nombre español); Abensanchez (formado de Aben- y Sánchez, típico patronímico español formado por el nombre propio Sancho). Ejemplos de dichas conversiones al cristianismo para permanecer en Hispania son las de personajes famosos como Salomón Ha Levi (quien al convertirse pasó a llamarse Pablo de Santa María) rabino mayor de Castilla; el hijo del mismo quien pasó a llamarse Alfonso de Cartagena; el converso fray Alonso de Espina; o el converso alcalde del Alcázar de Segovia, Andrés Cabrera. A estos judíos sefardíes, que accedieron a abrazar la religión cristiana, se les empezó a llamar "nuevos cristianos" o "conversos" para diferenciarlos de los denominados "viejos cristianos" en referencia a aquellos que profesaban la religión cristiana desde hacía bastante tiempo atrás.

Pero así como algunos de estos "nuevos cristianos" o "conversos" lo fueron por convicción y honestamente, otros muchos también lo hicieron solo por obligación y viendo aquella conversión como una única o mas fácil salida ante la inminente expulsión, manteniendo sus costumbres y ritos religiosos judaicos en secreto. Con la instauración, de la Santa Inquisición en España en 1478 y en Portugal en 1536, las meras sospechas de los "viejos cristianos" respecto a la honestidad de las conversiones judías al cristianismo fueron llevadas a la práctica, ya que se inició una etapa en la que primero se dio paso a la búsqueda de conversos judaizantes a los cuales se les sometía a interrogatorios y si eran hallados culpables, se les condenaba a diversos castigos. Años después dichas investigaciones draconianas fueron dirigidas además no solo contra conversos sino también frente a viejos cristianos que generaban sospechas de realizar brujería o prácticas científicas reñidas con la tradición y mandatos cristianos, creándose toda una época oscura para la Iglesia Cristiana. Tenemos así, que los sefardíes de aquella turbulenta época tuvieron tres salidas ante la expulsión: a. Salir del territorio hispano con destino a otro país mas tolerante; b. Convertirse en cristianos de manera real y sincera; o c. Convertirse a cristianos pero sin descartar su fe real continuando con sus prácticas religiosas en secreto. A estos últimos, sefardíes que pese a ser conversos al cristianismo mantenían de manera oculta sus usos y prácticas religiosas, se les pasó a denominar cripto-judíos o herejes judaizantes, y de modo coloquial por el pueblo como simplemente "marranos".

Es así, que a lo largo de la historia podemos ir trazando una línea de emigración geográfica de los judíos sefardíes desde que fueron expulsados de la península ibérica, aunque dicha línea de emigración territorial solo podemos tomarla como referencial, teniendo en cuenta el destino que siguieron algunos grupos sefardíes fue variado, ya que los mismos no tuvieron un único destino para el total de su comunidad, sino que se diseminaron por buena parte de Europa, África, Asia y hasta inclusive a los territorios recién descubiertos de América por parte de el Imperio Español y portugués. Dicha línea de emigración nos lleva por los siguientes países y cronología:
- 1290 > Judíos sefardíes son expulsados de Inglaterra y emigran en su gran mayoría a Francia.
- 1391 > Judíos sefardíes son expulsados de Francia y emigran en mayoría a España y Portugal.
- 1492 > Judíos sefardíes son expulsados de España y emigran en gran cantidad a Portugal, a los Balcanes (Macedonia, Serbia y Bosnia), Bulgaria, Rumania, Palestina, Italia, América, Egipto, Grecia (principalmente a Tesalónica) y sobre todo en gran cantidad a diversas ciudades del Imperio Otomano, y entre ellas a la antigua capital del Imperio Romano de Oriente, Constantinopla, que había sido finalmente tomada tras un largo asedio por las huestes otomanas en el año 1453. También emigran al norte del actual territorio marroquí y a Libia.
- 1497 > Judíos sefardíes son expulsados de Portugal y emigran a Francia, Holanda, Alemania, Polonia; así como nuevamente a Italia, América, Grecia, Marruecos y a la actual Turquía.
- 1525 > Algunos judíos sefardíes y askenazitas emigran a Inglaterra.
- Siglo XIX y XX > Judíos sefardíes emigran a Estados Unidos de América.
- 1947 > Judíos sefardíes emigran al entonces recién creado por resolución de la ONU estado de Israel.

En cuanto a estos países, puedo referir que finalmente en Francia aceptaron legalmente la inmigración judía tanto sefardí como askenazí en 1550, por lo que la antigua expulsión fue dejada de lado y se pasó a una protección real que incluso llevó a que en el Siglo XVIII por decreto real se les permitiera ejercer de manera pública y libre el culto de su religión, por lo que los 40 mil judíos allí asentados, la gran mayoría de los cuales eran cripto-judíos sefardíes, pudieron a partir de esa fecha declarar su fe sin esconderse, ello claramente se dio por una idea de la realeza francesa y era la de incrementar el dinero de sus arcas en vista de la carrera imperial que dicha monarquía quería iniciar y consolidar en territorios africanos y de ultramar (en Oceanía y el Caribe), asi como por las guerras que mantenía constantemente con sus vecinos limítrofes.

En cuanto a Holanda y Alemania los centros sefarditas fueron las ciudades de Ámsterdam y Hamburgo, ambos puertos que les dieron cobijo en periodos intercalados de paz y confrontación a estos "nuevos cristianos" cuyas prácticas aún se revelaban a toda luz como cripto-judías. No obstante, por muchos siglos estas comunidades se mantuvieron como una de las mas seguras ante una nueva posible expulsión por parte de ambos países de acogida.

En cuanto a Italia, dicho país se caracterizo por no haber tenido una gran cantidad de judíos entre su población, ello quizá como fiel reflejo de haber sido por siglos el país eje y capital del Imperio Romano, primero fiel a una multi creencia religiosa y luego cristiano a ultranza. Sin embargo, tras la expulsión de los sefarditas españoles y portugueses, se vio un intenso crecimiento de la comunidad judía en este país, y principalmente en Roma y Ferrara. Para el año 1524, se conoce de la existencia en Roma de una sinagoga llamada "de los catalanes" y otra "de los castellano-aragoneses", las cuales como es evidente habían sido construidas por judíos expulsos de Hispania. Pese a esta relativa calma, con el pontificado de Pablo IV la Inquisición italiana abre un gran proceso de investigación contra cripto-judíos de Ancona. En el Siglo XVI comienzan a llegar grupos de judíos levantinos provenientes del Imperio Otomano de los cuales un elevado porcentaje era de origen ibérico, a los que pronto se les unieron otros de origen portugués. Debido a la gran apertura que mostraba la población italiana respecto a la convivencia con los judíos, la gran mayoría decidió desarrollar su accionar religioso de modo abierto y público, por lo que una importante masa de estos refugiados optó por asumir declaradamente su identidad judía. En Italia, a estos judíos llegados de Portugal se les designaba con el nombre de "ponentinos", para diferenciarlos de los "levantinos" que llegaron del oriente. Muchos pequeños reinos italianos vieron con buenos ojos la expulsión de los judíos ibéricos, dadas las conocidas artes de estos para amasar fortuna, por lo que los monarcas de Ancona, Ferrara, Florencia, Pisa y Livorno les abrieron las puertas de sus reinos y los incentivaron a instalar sus lucrativos negocios y comercios en dichos territorios, bajo el total auspicio y protección real. Y desde Ancona pudieron libremente intensificar el comercio con otras ciudades que los protegían como Ragusa, Vallona, Tesalónica y Constantinopla. Fueron aceptados además en Venecia, donde les eran atractivos sus beneficios como comerciantes por lo que además les cedieron un lugar para vivir en comunidad llamado Ghetto Nuovo, donde sólo vivían judíos sefarditas y algunos askenazitas. Venecia se convirtió indudablemente en el centro más importante de la diáspora sefardí occidental, desde finales del siglo XVI. Caso diametralmente distinto fue el de sus eternos rivales, los genoveses. La República de Génova nunca aceptó ni permitió el asentamiento de judíos fueran sefardíes o askenazíes en los territorios de su República, ni en sus amplios dominios de ultramar, por ello, los genoveses no recibían con buen ánimo a los viajeros de dicha procedencia y los invitaban a retirarse de su territorio hacia otras partes de Italia u otros países, tal es así que el 02 de Abril de 1550 la República de Génova expulsó oficialmente por decreto a todos los judíos afincados en sus territorios (expulsión que se reiteraría de modo definitivo en 1567), por lo que la totalidad de los judíos sefardíes y askenazíes afincados en dichas tierras se vieron obligados a emigrar a distintos lugares aledaños a los dominios genoveses.

En cuanto a Constantinopla, y en general a los territorios del Imperio Otomano, estos se volvieron por mucho tiempo una tierra que los acogió de buen agrado. Incluso se dice que el propio Sultán Bayaceto II recibía en el puerto de Constantinopla a aquellos sefardíes que arribaban desde España o Portugal y quienes eran transportados en naves enviadas expresamente para ello por el propio sultán. De esa manera, tanto los sefardíes expulsados en 1492 como los conversos que fueron incorporándose paulatinamente al imperio durante los Siglos XVI y XVII, poseían un nivel cultural y conocimientos técnicos y científicos bastante útiles para un imperio en crecimiento como el otomano, que se encontraba en pleno esplendor y en competencia directa con países cristianos occidentales. Se les permitió como en Italia, agruparse en comunidades alrededor de una sinagoga que por lo usual llevaba el nombre del lugar de procedencia de sus asistentes tales como de Aragón, de Castilla, de Mallorca, de Portugal, etc. El ladino asimismo, se impuso como la lengua predominante dado su alto nivel cultural, quedando el hebreo solo para los ritos religiosos. En el Siglo XVII se aprecia ya la hegemonía sefardí en la mayor parte de las ciudades de Turquía y los Balcanes, tanto grandes como pequeñas. El judaísmo en el Imperio Otomano se configuró según las formas de vida sefardíes, y su predominancia básicamente siguió tanto el esplendor como el declive del propio imperio hasta que tras la II Guerra Mundial, prácticamente la gran mayoría de los judíos sefardíes emigraron hacia América del Norte o Francia.

La presente ha sido una breve reseña respecto a la historia del pueblo judío sefardí, la cual es necesaria tener presente para poder entender cabalmente la futura entrada que versará directamente sobre la hipótesis de un origen histórico sefardí del apellido PERA. Como siempre cualquier comenatrio o sugerencia son bienvenidos.

 

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