jueves, 28 de mayo de 2009

Mayores precisiones sobre la toponímia PERA en Cataluña y Aragón (España) y Portugal

(Imagen Nº 1: tomada de http://www.cprcalahorra.org/alfaro/Histoesp.htm)
(Imagen Nº 2: tomada de http://www.doyma.es/libros/imag/mapa-espana.jpg)
(Imagen Nº 3: tomada de http://www.gencat.cat/catalunya/cas/llengua.htm)

En la presente "entrada" intentaré profundizar en mi tesis respecto al origen de la toponimia PERA tanto en las regiones españolas de Cataluña como Aragón, y en general, en la lengua portuguesa; todo ello atendiendo a mayores precisiones sobre este tema llegadas a mí por una atenta colaboración de un ciudadano chileno de origen español, el Sr. Roberto PERA, y de su amable, muy lúcida y moderna tía española de 92 años -actualmente afincada en Chile-, la Sra. Montserrat PERA.

Para empezar, debo ser honesto en referir que no tenía conocimiento de la existencia de personas con mi mismo apellido paterno, PERA, viviendo en la actual República de Chile. Por ello, ha sido para mí una grata sorpresa tener conocimiento de esta amigable familia con la que comparto el mismo apellido, mas aún debo también precisar, que quizás por un instinto propio de investigador, algo me llevó desde un inicio a suponer que se trataba de personas de origen español, suposición que ulteriormente me fue confirmada. En suma, la duda esencial que me planteaba Roberto se relacionaba al cómo había llegado yo como investigador, a la certeza o en todo caso suposición (pues en esto de los apellidos, yo que los estudio me planteo una regla de oro: "Nunca se puede dar cien por ciento como cierto el origen lingüístico-filológico de un apellido". Más toda regla siempre para confirmarse requiere de una excepción, y esta misma planteada por mí es la siguiente: "Salvo que, se trate de apellidos de origen Patro-Matronímicos, o de apellidos toponímicos") de que la palabra PERA en catalán indica piedra.

Siendo así, paso a explicarme, explayándome mucho más sobre la deducción lógica lingüística que me había llevado a indicar si mal no recuerdo en un par de "entradas" anteriores, que en lengua catalana antigua, en el devenir histórico de dicha lengua (así como en la variante de la propia lengua catalana, conocida como lengua catalana de Aragón, y mas detalladamente en la zona de la provincia de Huesca) la actual palabra PERA hacía referencia histórica a piedra, que debo referir la traducción actual del castellano Piedra al catalán moderno es Pedra. Explicaré dicho tema en particular, tanto para el caso del catalán (hablado en Cataluña) como para el caso del catalán derivado que se habla por ser zona de influencia geográfica, en la provincia de Huesca -Aragón antes referida.

Como es por todos conocido, uno de los mas recordados e importantes discípulos de Jesús de Nazareth, fue Simón Bariona. Este personaje, mas tarde fue re-denominado por el propio Jesús como Simón Pedro. Aquí debemos abrir un poco el espectro y referirnos al acontecimiento que generó dicho re-nombramiento. Es en el Nuevo Testamento de la Biblia judeo-cristiana, mas concretamente en el Evangelio de Mateo 16: 13-17, donde se dice que Jesús expresó ante sus discípulos, lo siguiente: "-¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta". A lo que Jesús replicó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?". El discípulo Simón Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente". A lo que Jesús finalmente sentenció: "Dichoso tu Simón (cabe destacar que lo trata aquí al discípulo por su nombre originario), hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha mostrado esto, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres PEDRO, y sobre esta PIEDRA voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla...". Es así entonces, como el propio Jesús rebautizó nominalmente a su discípulo Simón Bariona, como PEDRO, y lo ungió como la piedra, sobre la que el construiría su iglesia. Jesús así, re-denomina a este discípulo iluminado por el propio Dios, con un nuevo nombre que haga referencia expresa, y enfatizara la labor que tendría aquel discípulo en la posterior historia de la Iglesia Cristiana, y ello denota claramente que el Mesías quería que Simón Bariona, fuese Pedro: la piedra sobre la que construiría la iglesia de su credo, ya que ese era el elemento natural de mayor fortaleza conocido en ese entonces, y que le serviría como base o cimiento a la fe cristiana.

Debo precisar, que en arameo el nombre Pedro se tradujo como Kayfas o Kefa (palabra que fue directamente tomada del término griego "πετρos", en castellano "piedra"); y que posteriormente fue traducido directamente al latín como Petrus. Petrus a su vez es una palabra que indica a través de la utilización del sufijo -us, la pertenencia a la Petra (en castellano, Piedra). En ese sentido, Petrus indica "de la piedra" o "el que pertenece a la piedra" (o múltiples variantes que nos llevan todas a que el personaje que ostenta ese nombre, tiene una relación directa con aquel elemento natural, la piedra).

Mas tarde, con la posterior dominación que ejerció el Imperio Romano sobre el ex territorio que como extensión colonial ocupó la ciudad-estado de Cartago (tras las Guerras Púnicas), en la actual región de Cataluña y en general en casi toda la Península Ibérica, el período de romanización, iniciado en el Siglo III a. C., demarcó la gran influencia que ejerció la lengua oficial del Imperio, el latín, en la zona. Es en el año 218 a. C., con el desembarco de Cneo Cornelio Escipión Calvo en Ampurias, con el objetivo de cortar las fuentes de aprovisionamiento de los ejércitos del cartaginés Aníbal Barca durante la Segunda Guerra Púnica, que los romanos derrotan a las tribus ibéricas y a las tropas cartaginesas, con lo que dicho territorio pasa formalmente a ser parte del Imperio Romano. Es así que se dio inicio al proceso de romanización de dicho territorio, por medio del cual los distintos pueblos peninsulares fueron asimilados paulatinamente por la cultura romana, con la consecuencia final que los mismos fueran declinando sus propias costumbres en pro de las romanas como potencia. El actual territorio que ocupa Cataluña quedó entonces enmarcado en un primer momento dentro de la llamada provincia Hispania Citerior, para luego pasar a formar parte desde el 27 a. C. de la llamada Tarraconense, cuya capital fue la ciudad de Tarraco, en la actualidad denominada Tarragona.

Prontamente, el Imperio Romano fue moldeando dicha zona bajo sus intereses, para lo cual se dio la imposición de una nueva estructura administrativa -la romana- y la implantación de las instituciones propiamente romanas. Se desarrolló una gran red urbana y viaria, proliferaron los sistemas agrícolas basados en la trilogía mediterránea (cereales, viña y olivo), se implantó como ley el Derecho Romano, y como he mencionado antes, se impuso la adopción del idioma latín como lengua oficial.

De esta manera es que llega la palabra latina Petra (en castellano, piedra) y el nombre Petrus (en castellano, Pedro) a dicha zona geográfica, y ambos son implantados al ser términos de la lengua oficial, como palabras oficiales. Obviamente en el devenir histórico de la mezcla de las lenguas íberas que en aquella zona eran habladas en conjunción con el latín se dieron múltiples reciprocidades (una lengua influenció a la otra y viceversa, aunque claro con mayor predominancia del latín por ser la lengua de "los vencedores"). De esta manera pronto surge como variante propia del nombre latino Petrus una traducción a la lengua propia de la zona, el catalán, y pasa a traducirse como Pere, que a su vez surge como un diminutivo por mas ágil pronunciación de Peret. Es de este modo, que el griego πετρos pasa a ser el arameo Kayfas, que luego pasa al latino Petrus, que pasa luego al castellano Pedro, y finalmente al catalán Peret y en última instancia a su diminutivo Pere; todos significando lo mismo, "perteneciente a la Piedra" o "de piedra".

Como se puede apreciar, esto deviene de un breve pero fundamentado estudio filológico lingüístico, y hasta histórico-teológico, respecto al cómo con el tiempo se forman palabras por lenguas históricamente entrelazadas entre sí; así como también cómo estas van mutando, y entre ellas como es este caso en particular, los nombres propios. Si bien debo señalar que hasta el momento no he encontrado ni semi-modernas ni modernas mujeres con el nombre propio PERA; no obstante, se conoce de la utilización del nombre femenino en español Petra, que traducido semánticamente sería Piedra. La única y extranísima referencia a la traducción del nombre latino Petrus al nombre femenino en catalán en la morfología de PERA, es un libro de Francisco Xavier de Villanueva, titulado “Historia antigua de los egipcios, de los asirios, de los babilonios, de los medos, y de los persas, de los macedonios, de los griegos, de los cartagineses y de los romanos”; publicado en 1759. En dicha publicación, se hace referencia al nombre de la esposa de un Cónsul romano destacado en la zona de la Hispania Citerior (mujer cuyo probable origen sea de aquella misma tierra), donde se menciona a la Sra. PERA Caecus. Por lo antes mencionado, tanto en el correlativo desarrollo lingüístico, como la prueba histórica que he hallado, encuentro fundamento suficiente para argumentar que en lengua catalana la traducción del nombre latino Petrus para mujer, fue Petra, y que siendo Pere la traducción de Petrus al catalán, PERA fue la transliteración de PETRA en femenino que por un tema de mas ágil o fácilismo en su fonética, devino finalmente en PERA (ya que la letra T intermedia marca lingüísticamente un corte que "traba" la mas ágil pronunciación de dicha palabra); no olvidemos que muchas veces lo que se busca en el lenguaje es la simplificación del mismo, y por ello en este caso en particular se asimilaron las letras TR o DR en la simple R, y con ello la obtención del dinamismo fonético y mejor cadencia. Cabe destacarse, que hasta la actualidad es posible hallar en la España peninsular el nombre Petra para mujeres, por lo que me hace pensar que PERA es una variante en pro de lograr una mas dinámica fonética del término catalán Pedra, en castellano Piedra. De todas maneras, hay que mencionar que el nombre Petra es bastante inusual, pese a que en la actualidad podemos hallar a una que otra mujer que lo porte, por lo que no debería sernos del todo extraño no hallar en la actualidad mujeres de nombre PERA, puesto que se da el mismo caso con nombres propios en ambos sexos, que no tienen un traspaso al otro sexo. Jamás he sabido de una mujer llamada PEDRA en castellano (como femenino de Pedro), y es porque el nombre Pedro es pues uno en alto grado solo de uso masculino sin feminizantes. Algunos casos se dan así, creo que casi nunca oí de una mujer llamada Miguela, Rodriga, Diega, Gonzala o Marca; así como también es extraño oír de un hombre llamado Gracielo, Mónico, Isabelo, Vanesso o Carolino. No digo que no los haya, pero son en extremo raros.

Ahora, está el tema esencial del por qué en dichas zonas Cataluña y Aragón (concretamente en Huesca) es que se halla la palabra PERA (piedra) como apellido. Ello se debe, a que como expliqué en alguna "entrada" anterior, dichos territorios se encuentran asentados a las faldas de los Pirineos, por lo que la conformación geológica de dicha zona, es la de un terreno rocoso o pedregoso. Al ser dicha la calidad del suelo sobre el que las personas de aquella zona habitaban, como es usual al surgir los apellidos, muchas familias decidieron utilizar la palabra PERA como acortamiento por mas ágil fonética de la palabra Pedra, con definición exacta de piedra. Así en una aldea asentada sobre un terreno pedregoso en dicha zona geográfica, cuyos habitantes catalanoparlantes que normalmente hubieren usado la palabra Pedra para indicar piedra, como ya he mencionado por una mas ágil pronunciación, devinieron en la supresión de la D (letra cortante y seca) y así se decayó en el término PERA, igual sucede con el nombre Petra, (mencionado en los párrafos precedentes) que al ser la letra T una cortante y buscando una pronunciación mas veloz, se suprime dicha letra teniendo nuevamente como conclusión que se devenga en la palabra PERA para indicar de la piedra. Así el apellido PERA sería uno que indique una toponímia menor, tal como los apellidos Torres, Arboleda, Avellaneda, Piedra, Pedregal, Ríos, etc. Quizás un ejemplo muy útil para entender este tema sean los Hipocorísticos, estos son los nombres coloquiales con los que por afecto utilizamos para llamar a una persona, en el caso castellano encontramos que a los llamados José les dicen por estima Pepe, a los Luis les dicen Lucho o a los Humberto les dicen Beto. Y ahora el ejemplo, en catalán a los llamados Joan (en castellano, Juan) les dan el hipocorístico de Jan, donde podemos observar que por lograr una mas ágil fonética, se suprime la letra O -que imprime cierto corte en la fuidez de la pronunciación- para con ello obtener una mejor y mas dinámica cadencia incluso. Nadie puede negar que decir Jan, resulta lingüísticamente mas rápido y facil que decir Joan. Siendo también un ejemplo la supresión de las letras OS en el nombre catalán Josep, que ostenta entre sus múltiples hipocorísticos Jep; como vemos en este caso se suprimieron dos letras siempre en pro de lograr la ágil fonética, de Josep a simplemente Jep. Ambos ejemplos como he mencionado, son de nombres propios en lengua catalana.

Es por ello, que existen como ejemplos toponímicos en esta zona, la villa balear mallorquí de CapdePERA (en castellano, Cabo de Piedra), o en el Bajo Ampurdán la villa La PERA; ambos villorrios se encuentran asentados sobre un terreno pedregoso, rocoso, y he ahí el por qué de su nombre. Lo mismo sucede en Huesca, ciudad de Aragón donde no son pocas las familias que portan el apellido PERA en atención a lo mismo, la toponimia del lugar, que también se asienta sobre un terreno rocoso-pedregoso, que nuevamente incentivó a los ciudadanos hace algunos cientos de años, ha adoptar dicha denominación toponímica como apellido. Y es así, que según mi tesis es muy probable que nada tenga que ver el apellido PERA, con el fruto del árbol del Peral, como usualmente el común de las personas suele atribuirle, para las familias de apellido PERA procedentes de dichas zonas geográficas.

Para mayor información referente a este tema en específico, se puede revisar el siguiente archivo PDF referido a una tesis denominada: "Toponimia del Valle Medio del Ésera (Huesca). Estudio lingüístico y cartografía", en la que se realiza un contundente estudio lingüístico de la toponimia del Valle Medio del Ésera en Huesca, efectuado por el investigador Moisés Selfa Sastre, en cuanto a la composición y tipos de terreno de dicha zona, y en detalle en las páginas Nº187 y Nº188, donde se menciona:

Pág. Nº 187 "Pedrificada... Normalmente, el apelativo pedra 'piedra' es sustituido en el habla de nuestra zona de estudio por PERA, con asimilación del grupo <-dr-> a <-r->".
Pág. Nº 188 "La voz PERA la hemos recogido en todos los casos con el significado de 'piedra' y nunca aplicado al 'ábol frutal cuyos frutos son las peras'. Procede del latín Pêtra 'piedra', con asimilación del grupo -TR- a [r]. Por su parte, el apelativo pereras, derivado de PERA mediante el sufijo colectivo -era, lo hemos anotado con el significado de 'lugar donde hay muchas piedras'. Paralelamente, perereta 'pequeño lugar de piedras' es un diminutivo de PERA". Revisar:

Respecto a la vertiente portuguesa, el tema es un poco mas ambiguo por cuanto a esta lengua pues piedra se traduce como Pedra, entonces como se hizo en el caso catalano-aragonés, por un tema de mas ágil fonética con el tiempo se suprimió la letra D, y devino así en la palabra PERA. No obstante, también se utiliza la palabra PÊRA para designar al fruto del peral. Podemos encontrar toponímia portuguesa en la que se ejemplifica claramente dicha eventualidad como en las villas portuguesas siguientes: Villa de PÊRA, Villa de Armação de PÊRA, Villa de Castanheira de PÊRA, Villa de PÊRA do Moço, aldea de PERAboa y finalmente, la Villa de PÊRA Velha. La complicación consta aquí, en que algunas de estas villas y aldeas refieren a PERA como fruto del árbol del Peral, y otras como una ágil pronunciación por mas fácil fonética de la palabra Pedra sin D intermedia, y que deviene en PERA. Por tanto, aquí se debe estudiar cada caso en particular para atribuirle a la toponímia PERA, un adecuado origen, que bien se deba a la composición del terreno sobre el que se asienta la villa (terreno usualmente pedregoso y por eso el paso de Pedra a PERA), o a que en dicho territorio ha habido un cultivo de la propia fruta PERA y por ello el motivo de dicha toponimia.

En suma, creo que he podido ahondar un poco mas en el presente tema de estudio, esperando haber podido con el mismo, satisfacer la curiosidad sobre un mayor y mejor detalle del cómo es que se relaciona la palabra PERA con el elemento piedra en la vertiente catalano aragonesa (de Huesca). Pero como siempre, debo indicar que este debate queda abierto a cualquier aporte, crítica o consulta que el lector desee, simplemente queda en él dejar su comentario, y pronto verá satisfecho su deseo.

 

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